Acapulco, Gro., Ante el cierre de playas por la contingencia sanitaria, Amadeo Vidal, de 75 años de edad, cambió de giro y ahora en lugar de donas vende cubrebocas elaborados por su esposa.

Don Amadeo se acerca a cada manifestación, bloqueo en el zócalo o sitios cercanos, así como a conferencias de prensa para ofrecer su producto por cinco pesos, en una bolsa de plástico.

El comerciante explicó que es originario de la Ciudad de México, y que desde hace cinco años vive en Acapulco con su esposa, quien vende ropa en Caleta, pero debido a que las playas están cerradas desde hace más de dos semanas, no hay ventas.

Con una sonrisa y paciencia, explica a sus clientes cómo ponerse los protectores.

Peatones y manifestantes se acercan con curiosidad a Amadeo, quien vende hasta tres cubrebocas por persona. El comercio, aunque escaso, sigue en el zócalo.

Jeniffer Flores, joven procedente del estado de México, vende pequeñas cápsulas llenas de agua con mensajes de amor escritos.

Relató que fue de vacaciones a Acapulco y no ha podido regresar, por lo que se dedica a vender sus artesanías en 20 pesos. Aunque le compran poco, la mañana de ayer vendió tres y pudo comer.

Cerca de ahí, una mujer acomoda palomitas de maíz y otras botanas en bolsas de plástico, y un puesto de verduras apenas tiene clientes.

En tanto, un vehículo del ayuntamiento recorre las calles con un altoparlante, en el cual se escucha la voz del subsecretario de Prevención y Promoción de la salud federal, Hugo López-Gatell, quien recomienda quedarse en casa.