La Habana. El Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, fundado hace 182 años, de forma inédita, conmemora este aniversario con una luz encendida, a la espera de poder volver a prender todas. Cuando las medidas de aislamiento social por amenaza de una pandemia sean innecesarias, el teatro activo de mayor antigüedad en Latinoamérica retomará su programación.

En la actualidad, se le conoce con el nombre de Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, pero se fundó como Tacón, apellido del capitán general de la isla e ideólogo de su construcción. Desde su apertura, diversas personalidades de todo el mundo exhibieron su talento.

Las actrices Sara Bernhardt y Eleonora Dusse; el tenor Enrico Caruso; los músicos Serguei Rachmaninov, Arthur Rubinstein, Luis Moreau Gottchalk, Teresa Carreño, Claudio Brindis de Sala, Pablo Casals e Ignacio Cervantes cautivaron allí al público habanero.

En el campo de la danza, un hecho extraordinario se produjo en 1841, cuando Fanny Elssler, una de las cinco bailarinas más relevantes del siglo XIX, bailó y mostró por primera vez en Cuba la maravilla del baile en puntas.

También, la mítica Anna Pavlova hechizó a los habaneros, a principios del siglo XX, cuando el coliseo ya era conocido como Teatro Nacional, denominación adquirida después de 1902, por una reparación que lo convirtió en parte del emporio del Centro Gallego de La Habana y le confirió en gran medida la apariencia actual.

Para la cultura cubana la importancia de ese recinto trasciende las artes por varias razones. Por ejemplo, durante todo el siglo XIX acogió en su sala a lo más representativo de la intelectualidad del país: Domingo del Monte, José Martí y Gertrudis Gómez de Avellaneda, entre muchos otros.

Del siglo XX sería imperdonable omitir las actuaciones de Ernesto Lecuona, Amadeo Roldán, Rita Montaner, Esther Borja, Bola de Nieve, Rosita Fornés, Omara Portuondo, Pablo Milanés, Carmen Amaya, Cristina Hoyos, Antonio Gades y Alicia Alonso, cuya sola mención aporta prestigio al teatro.

Allí, por primera vez, Alonso bailaría Carmen, y justamente ella, la prima ballerina assoluta cubana, bautizó a la institución en 1985 como Gran Teatro de La Habana, por lo que desde 2016 se sumó el nombre de la legendaria bailarina a su denominación oficial.