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Pandemia
Muere marino del portaviones cuyo capitán cesaron por denunciar contagio
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▲ Brett Crozier, capitán del portaaviones estadunidense Theodore Roosevelt, quien fue cesado por señalar la falta de atención a su llamado de alerta sobre el contagio dentro de la nave a su cargo.Foto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 14 de abril de 2020, p. 3

Nueva York. Un marino del portaviones nuclear USS Theodore Roosevelt, cuyo comandante fue cesado a principios de este mes tras advertir de potenciales consecuencias mortales por la falta de atención de los altos mandos a la emergencia de contagios de coronavirus en su nave en el Pacífico, falleció este lunes de Covid-19.

El marino murió después de ser trasladado a cuidado intensivo el jueves de la semana pasada, el primer militar en activo en fallecer en esta pandemia, reportó la Marina de Estados Unidos.

Gran parte de la tripulación de 4 mil 800 marinos del Roosevelt ya han desembarcado en Guam –donde está anclado desde el 27 de marzo pasado– para ser sometidos a exámenes y colocados en cuarentena, de los cuales 10 ya se encuentran hospitalizados.

El secretario de Defensa, Mark Esper, lamentó el deceso y aseguró que el Pentágono mantiene su compromiso con la protección de su personal durante esta pandemia del coronavirus.

Pero la noticia profundizó la atención pública sobre la pandemia dentro de las fuerzas armadas después de que el manejo del brote en el Roosevelt, con 585 tripulantes contagiados –representando más de la mitad del total de casos entre militares–, no sólo le costó su puesto al comandante del barco, sino al secretario de la Marina.

El capitán Brett Crozier, comandante del Roosevelt con más de 30 años en el servicio naval, fue cesado el 2 de abril por orden del secretario interino de la Marina, Thomas Modly, luego de hacerse pública su carta enviada dos días antes expresando preocupación por el manejo de la crisis de salud en su nave por sus superiores en Washington.

En su carta solicitó acción decisiva recomendando permiso para evacuar a la gran mayoría del personal y colocarlo en cuarentena en tierra firme. No estamos en guerra. Marinos no necesitan morir, advirtió.

Modly y otros sospecharon que Crozier había filtrado la carta a los medios para presionarlos, pero también se preocuparon por la reacción del comandante en jefe, Donald Trump, con su narrativa de que todo está bajo control.

Modly justificó su decisión acusando a Crozier de actuar indebidamente al enviar su carta por correo electrónico a más de 20 personas, de no saber manejar la crisis en su nave de una manera profesional, y que no sólo minó a sus superiores, sino que podría hasta haber beneficiado a adversarios de Estados Unidos al crear pánico y dudas sobre la capacidad militar estadunidense. Insistió en que no era un caso de matar al mensajero.

Pero cinco días después de cesar a Crozier, Modly fue obligado a presentar su propia renuncia.

Y es que Modly –en un viaje que costó más de 200 mil dólares en fondos públicos– decidió trasladarse de Washington a Guam hace una semana para dar un breve discurso a la tripulación del Roosevelt, la cual había despedido a su capitán con una ovación días antes. El secretario cuestionó el carácter del ahora ex capitán culminando con la acusación de que Crozier había filtrado su carta a los medios o que era demasiado ingenuo o demasiado estúpido para ser comandante de una nave como ésta. También advirtió a la tripulación de no hablar con los medios.

Las palabras, filtradas a medios de comunicación horas después, provocaron ira entre la tripulación, así como entre sus familiares en casa, y denuncias de políticos demócratas y comentaristas.

El lunes de la semana pasada, Modly, en un intento para salvarse, difundió una disculpa pública por sus insultos a Crozier, aunque continuó insistiendo en que el capitán filtró su carta a los medios. No fue suficiente, y el martes presentó su renuncia al secretario de Defensa.

El comandante en jefe, Donald Trump, quien inicialmente apoyó a Modly y denunció la carta de Crozier, comentó la semana pasada, luego de la filtración de los comentarios en el portaviones, que no conocía personalmente a su ahora ex secretario de la Marina, pero que él también le hubiera solicitando su renuncia.

Once días después de ser despedido por tratar de proteger a su tripulación, la advertencia del capitán Crozier se hizo realidad con la muerte del marino.