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Ver día anteriorDomingo 12 de abril de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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No sólo de pan...

De valor contra lo peor y confianza en lo mejor

S

i la mayoría de este país, con su líder, ha identificado lo peor con el sistema neoliberal, a la vez que se autorreconoce en lo mejor que tenemos en nuestras culturas originarias y su sabiduría para la conservación de la naturaleza (salvo cuando se les arrincona con desarrollos extractivos o urbanos, obligándolos a mal comer a expensas de los bosques), ¿por qué, entonces, tras el aplauso al campo de los pueblos originarios, le damos la espalda a la lógica de su sistema social, cultural y económico, y regresamos a las recetas neoliberales para curar el único mal que este sistema teme: la baja en la tasa de ganancia?

Tal vez porque el problema económico se ha vuelto epistemológico, al confundir lo que es productivo con la tasa-de-productividad. Perdóneme el lector, pero, siendo machacona, ejemplifico lo primero con la suma de lo que produce el complejo del corral, el huerto y una milpa (o un arrozal acuático), ambos policultivos ricos en componentes alimenticios-medicinales, y cuyo conjunto de masa alimentaria es capaz de mantener no sólo familias, sino comunidades, regiones, y abastecer mercados internos alimentando ciudades, como nos enseña la historia antigua de México, China, sureste asiático e India, donde la densidad demográfica creció rápida y continuamente sin desempleo.

En cambio, y enfrente, el concepto de tasa-de-productividad se basa en una ecuación hecha sobre el volumen de producto que arroja determinada área cultivada mediante cierta cantidad de mano de obra, y cuya optimización se da mediante la mayor mecanización del proceso o valor agregado (que no corresponde al generado por el trabajo humano), sino sirve para fijar los precios de mercado, tomando como parámetros la mecanización, en su caso la biogenética, las bolsas del mercado, el abaratamiento de los salarios

Pero, si bien la cultura neoliberal encuentra la bondad de esta fórmula en su contribución al aumento de la tasa de ganancia del capital, ¿por qué hemos de seguir en la 4T la misma lógica, cuando lo que queremos es una transformación social, económica, cultural y ética en su más amplio sentido? Tras la crisis de la pandemia provocada por el covid-19, que implica un derrumbe de la lógica intrínseca del neoliberalismo, no podríamos dejar de aplaudir una lógica distinta, de mayor equidad en la distribución de los bienes. Pero, aunque es distinta, no es opuesta al neoliberalismo. Porque lo opuesto sería apostar al trabajo no capitalista, sin regresiones, sino revisiones de cómo un sistema eficaz fue destruido y obligado a reconstruirse como un sistema inmoderado de explotación, que deterioró la calidad de vida de la mayoría. Podríamos discutir, proponer, y voltear a ver a quienes, hoy por hoy, pueden defenderse con un proyecto de nación donde existe mayor igualdad con calidad de vida, al punto de poder ayudar a sus enemigos históricos, pese a bloqueos, agresiones diplomáticas y desprestigio mediático. Construyamos otra realidad con valor y tengamos confianza en lo mejor de este país, nuestros campesinos y sus hijos, vueltos obreros desplazados, ahora desempleados. Apoyemos la producción de alimentos, basta de engrosar el enajenante sector terciario.