París. Como consecuencia de la suspensión de las competencias deportivas por la pandemia del Covid-19, los patrocinadores del futbol han perdido visibilidad, al grado que algunos se replantean sus acuerdos hasta que se reanude la actividad.

En caso de crisis, el primer presupuesto que se elimina es a menudo la publicidad, precisa Jean-Pascal Gayant, economista del deporte.

Los clubes europeos apenas pueden hacer rentables las inversiones, a veces a precio de oro, de sus socios comerciales. Confinados en los cuatro rincones del planeta, las estrellas del balón, los grandes activos para las empresas en busca de notoriedad, se ven incapaces de sudar la camiseta para los patrocinadores de sus clubes o de sus selecciones.

Peor aún: sin partidos por televisión, las marcas que se anuncian en las camisetas de los equipos o en las pantallas publicitarias de los estadios se han quedado sin escaparate donde exhibir sus logos ante millones de telespectadores.

En los presupuestos de los principales planteles europeos, los derechos televisivos representan 44 por ciento de los ingresos, mientras otro 40 procede de los acuerdos comerciales, principalmente de los patrocinadores, según un estudio del gabinete Deloitte.

Una situación que ha llevado a algunas firmas a planearse sus estrategias en un contexto de gran crisis económica. En el West Ham inglés no ha hecho falta esperar y uno de sus grandes patrocinadores, la empresa de servicios financieros Basset & Gold acaba de declararse en quiebra.

Para las compañías del sector de la aviación y de la hotelería y restaurantes, afectadas de lleno por la crisis, ha llegado el momento de replantearse sus estrategias.

“Es muy evidente que si ya no hay prestación, todo el mundo está obligado de suspender (contratos), me parece totalmente lógico. Es un caso de fuerza mayor", explica Marc Vanhove, jefe de los restaurantes Bistro Régent.