Domingo 12 de abril de 2020, p. 2
Florencia. El dinamismo cultural europeo no se ha detenido frente a la pandemia causada por la irrupción del nuevo coronavirus, al contrario, ha descubierto una nueva forma de relacionarse con su público: las plataformas en línea. El Estado, que se encarga de subvencionar la cultura, ha sido su promotor, con la intención de socorrer a los artistas y a la población durante el encierro, todo de forma gratuita.
Italia, primer país europeo en haber entrado en cierre de emergencia o lockdown, el 9 de marzo, puso la medida y contagió a sus vecinos con el decreto #IoRestoaCasa. El ministro de cultura, Dario Franceschini, anunció con un tiut: A partir de hoy, cines, teatros, conciertos y museos estarán cerrados en toda Italia. Pero la cultura puede llegar a los hogares. Pido a las televisoras que programen música, teatro, cine y arte, y a todos los operadores culturales que aprovechen al máximo sus páginas web y redes sociales
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El sociólogo español César Rendueles cuestiona en un diario de circulación nacional de ese país la efectividad de la lluvia de propuestas culturales en la red, que, por ser gratuitas y de no recibir el adecuado apoyo del Estado, podrían afectar más que ayudar a los artistas. Puede ser el canto del cisne de un sector que sobrevivió a duras penas a la crisis de 2008
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Tal parece el caso de España, que hasta el momento no ha propuesto medidas de ayuda concretas al sector, a pesar de la carta firmada recientemente por 95 premios nacionales. “La cultura –se lee en la misiva– no es un lujo, pero tampoco es gratis. Trabajar para hacerla accesible no implica que se vive del aire, que desciende del Parnaso”.
En España, como en toda Europa, la morfología de la cultura está compuesta por trabajadores independientes y microempresas muy vulnerables. En esa nación, por ejemplo, el sector emplea a 700 mil personas, y en Italia a más de un millón y medio. Italia tiene el mayor número de empresas en el ámbito cultural en Europa, seguida por Francia, Alemania, España y el Reino Unido (Reporte Symbola, 2019).
En Alemania la industria creativa no es un lujo
Francia, Italia, Portugal, Reino Unido y Países Bajos han dado apoyo concreto a la cultura, sin embargo cualquiera de ellos empalidece ante la inyección de fondos de Alemania. Por petición de la Ministra de Cultura, Monika Grütters, serán emitidos 50 mil millones de euros, de los cuales 500 millones ya se entregaron a pequeñas empresas y a 600 mil trabajadores autónomos. Según Grütters, los artistas en nuestra sociedad democrática no son sólo indispensables, sino vitales, especialmente ahora. El gobierno es consciente de la importancia de la industria creativa y sabe muy bien que no es un lujo decorativo
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En Estados Unidos, la Alianza Estadunidense de Museos prevé que 30 por ciento de esos recintos en el país no abrirá después de la pandemia. Las instituciones culturales estadunidenses, que viven sobre todo de subsidios privados, enfrentan un momento dramático y de despidos. Max Hollein, director del Metropolitan de Nueva York –museo más visitado del país con casi 6 millones y medio en 2019, y el quinto en el mundo–, se ha movilizado para que el gobierno federal aumente al doble los 2 mil millones previstos al sector cultural, lo cual es una acción sin precedente en la historia de esa nación.
El sentimiento generalizado es que la crisis causada por el nuevo coronavirus marcará un punto de ruptura, donde nada será como antes. Para los optimistas, barrerá con el neoliberalismo. Para los pesimistas, como el filósofo surcoreano radicado en Berlín, Byung-Chul Han, el precio del éxito en el manejo de la pandemia en China y en Corea del Sur, a través del control policiaco del big data de la gente, podría ser adoptado por Occidente provocando un nuevo autoritarismo. Considera además que ningún virus podría llevar a una revolución social, porque el virus aísla, no crea comunidad ni solidaridad ante la necesidad de sobrevivir.
Sólo la audacia
(Alessandro Baricco) podría cambiar el rumbo de la historia. Por lo pronto, el mundo del arte ya ha encontrado en la limitación un recurso que los especialistas del sector observan como un antes y un después del coronavirus aC y dC
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Museos, galerías, artistas y ferias de arte, dedican todas sus energías y esperanzas en sus páginas web y redes sociales para crear auténticas ventanas, extensiones mismas de sus espacios y no simples apoyos informativos, como antes. Son ahora fuentes de trabajo y de ganancias también. Los gobiernos, por su parte, proponen programas culturales de calidad como Culture in Quarantine de la BBC.
Aunque la presencia física, la socialización de la cultura será insustituible, personas sin posibilidad de viajar podrán entrar
a cualquier museo o galería del mundo y podría balancearse el dañino over tourism. La web se ha inundado de arte y ahora es una oportunidad para sumergirse, contento con el mayor capital que esta experiencia ha aportado: nuestro propio tiempo.