La extrema situación que pasan los sin techo en Berlín durante la emergencia por Covid-19
e acuerdo con cifras oficiales, en la capital alemana alrededor de 2 mil personas viven en la calle, muchas de las cuales no se han enterado del todo de que deben seguirse las medidas restrictivas y el confinamiento dictado por el gobierno para evitar la propagación del Covid-19, que desde hace casi dos semanas tienen al país prácticamente paralizado.
El perfil de las personas –aquí llamadas sin techo– en una metrópoli como Berlín no puede siquiera compararse con los indigentes de otros países.
Se trata, en muchos casos, de personas con problemas de alcoholismo, ciudadanos europeos que han emigrado temporalmente para trabajar en Alemania y no cuentan con los recursos necesarios para financiar una vivienda ante la explosión del voraz mercado inmobiliario que hizo de esta capital una de las más atractivas de Europa.
Aunque el calendario marcó ya la entrada de la primavera, durante las noches el termómetro sigue con temperaturas invernales bajo cero, condiciones especialmente difíciles para estas personas.
Ciudadanos europeos de Rumania o Bulgaria que viven en las calles de Berlín se encuentran ahora expuestos a un mayor riesgo de contagio. Se han quedado sin trabajo y tampoco les es permitido regresar a sus países de origen ante las fuertes medidas de control en las fronteras europeas.
En Berlín, como en otras ciudades del país, existen espacios para los que viven en la calle, donde pueden tomar una ducha o pernoctar en algún albergue; es usual ver colgadas en algunas cercas de la ciudad prendas de vestir que son donaciones de ciudadanos. También algunos restaurantes permiten a estas personas hacer uso de los servicios sanitarios, como lavarse las manos. Al estar cerrados, las dificultades son fáciles de imaginar.
La más destacada de las organizaciones a nivel nacional para distribuir alimentos a las personas que viven en la calle son las llamadas Tafel, fundaciones que reciben donaciones por parte de empresas locales, supermercados, panaderías y suelen ser administradas por voluntarios y que atienden a quienes viven en la calle.
Estos voluntarios en tiempos de Covid-19 tienen que permanecer en sus casas. El confinamiento dictado por parte del gobierno alemán con la drástica reducción de la movilidad para los ciudadanos al no permitir que más de dos personas juntas transiten por las calles, el cierre de toda la actividad comercial con excepción de tiendas de alimentos, farmacias, droguerías, bancos y gasolineras y la consigna de marcar distancia de un mínimo de metro y medio entre personas, recrudece el drama de los sin techo en Berlín.
Alia Lira Hartmann
Corresponsal