Madrid. España volvió a registrar ayer su máximo histórico de fallecidos por el virus Covid-19 en un día: 925, con lo que ya se superó al cifra de 10 mil muertos desde el inicio de la crisis sanitaria. Además, el número de contagiados no deja de aumentar, con 110 mil personas en todo el país.

En cuanto al empleo, en España se han perdido 833 mil 979 afiliaciones al sistema laboral, mientras el número de desempleados ha crecido en 302 mil 365. Desde que se decretó el estado de alarma en España se han perdido cerca de 900 mil empleos, la peor cifra de la historia en el país ibérico desde que se contabilizan estos indicadores.

El presidente de gobierno, el socialista Pedro Sánchez, envió mensajes optimistas a los españoles y ayer sostuvo que el país ya entró, o está a punto de entrar, en la fase que él llamó el pico de los contagios, en la que el número de nuevos casos empezará a disminuir.

Trajín sin cesar de féretros

Los datos que ofrece la realidad son más desoladores: las morgues improvisadas, como la que se instaló en el Palacio de Hielo de Madrid, es un trajín sin cesar de féretros solitarios que se trasladan de inmediato a las incineradoras. Se trabaja 24 horas al día y aún así no se tiene la capacidad suficiente de acoger a tantos cuerpos. Ya se buscan otras morgues e incineradoras en las localidades limítrofes a Barcelona y Madrid para evitar que se vayan acumulado y limitar al máximo los riesgos de más contagios. La principal preocupación en estos momentos son los más de 6 mil pacientes internados en estado crtítico en las unidades de cuidados intensivos, pues se teme que ante un nuevo incremento de los contagios o que la salud de los ya infectados empeore, los hospitales pierdan el control de la situación. Con todo, el número de dados de alta ya suman 26 mil 743; es decir, que casi dos de tres de los contagiados hospitalizados logran salvar la vida.

El ministro de Sanidad español, Salvador Illa, compareció ante la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados y recibió duras críticas de toda la oposición, incluso de los grupos parlamentarios que apoyaron en su día la investidura de Pedro Sánchez, como el Partido Nacionalista Vasco y Esquerra Republicana de Catalunya.

Sobre todo, le recriminaron la unilateralidad en la adopción de medidas, la improvisación en la gestión de la crisis y la falta de lucidez para atender las advertencias que hicieron desde enero pasado la Organización Mundial de la Salud y la Unión Europea para protegerse contra la pandemia.