Sin cambios, idénticos resultados // Influenza 2009-coronavirus 2020
llá por los meses de la influenza –concretamente mayo de 2009– el entonces secretario de Hacienda, Agustín el doctor catarrito Carstens, reconocía que es un hecho que estamos en recesión
y que la realidad económica del país era por demás delicada, al tiempo que pronosticaba que ese año el producto interno bruto (PIB) descendería 4.1 por ciento debido a esa pandemia, aunque obvió decir que, cuando menos desde octubre de 2008, México reportaba caída libre en dicho renglón.
En los hechos, en 2009 el PIB mexicano se desplomó 6.5 por ciento, el peor desde los tiempos de la Gran Depresión de 1929 y uno de los más pronunciados a escala global, mientras el propio doctor catarrito reconocía que ese año el boquete
en el gasto público superaba los 300 mil millones de pesos, un agujero
que intentó tapar
con más deuda pública (en la primera mitad del borolato dicho débito se incrementó en más de un billón de pesos y cerca de 3 billones en el sexenio), con todo y que para el efecto utilizó todos los recursos del Fondo de Estabilización Petrolera y los seguros de cobertura y excedentes del Banco de México.
Once años después, México enfrenta otra pandemia, mucho más feroz, dañina y de mayor alcance que aquella de la influenza. De hecho, los pronósticos oficiales ya comenzaron: Las perspectivas macroeconómicas en la presente coyuntura tienen un elevado nivel de incertidumbre ante la complejidad de la situación de la epidemia, lo que dificulta establecer un pronóstico puntual de crecimiento para la economía nacional. Por este motivo, se considera un rango de crecimiento del PIB para 2020 de entre menos 3.9 y más 0.1 por ciento, consistente con proyecciones de organismos internacionales y de analistas del sector privado. Las estimaciones de las finanzas públicas para 2020 se realizan bajo un escenario prudente que considere un balance de riesgos acorde con la elevada incertidumbre que existe sobre la actividad económica
(Secretaría de Hacienda, documento Precriterios generales de política económica 2021 enviado al Congreso).
En tal documento, la Secretaría de Hacienda asegura que la coyuntura actual es más compleja que la que podía haberse anticipado en septiembre de 2019, cuando se presentó el Paquete Económico 2020. En un periodo muy reducido el panorama económico global se ha deteriorado de forma rápida y significativa. La velocidad con la que se ha propagado el Covid-19 a escala global ha provocado la triste pérdida de vidas humanas y la materialización de condiciones de enfermedad para un elevado número de personas. Adicionalmente, las medidas sanitarias necesarias para la contención de la pandemia están generando efectos negativos importantes sobre la actividad económica
.
Ahora, como en la influenza de 2009, la Secretaría de Hacienda culpa al Covid-19 de todos los males económicos habidos y por haber, dejando a un lado el proceso recesivo que a escala global se registra desde mediados de 2018 (como Carstens lo hizo con la crisis económico-financiera que en 2007 surgió en Estados Unidos, explotó y contaminó
a todo el mundo). La pandemia como pretexto para tapar todo lo demás.
Lo cierto es que hasta el momento no se notan diferencias (salvo en materia de deuda pública) entre las prácticas neoliberales del doctor catarrito (hoy cómodamente despachando en la oficina principal del Banco de Pagos Internacionales, en Basilea, Suiza), sus antecesores y sucesores en la SHCP, y las del fantasma Arturo Herrera, de tal suerte que si no se aplican cambios de fondo en la política económica nadie debe esperar resultados distintos a los obtenidos en 2009 (de hecho, a los registrados de 1982 a 2018).
Pero bueno, el domingo López Obrador divulgará su plan de reactivación económica. Habrá que ver.
Las rebanadas del pastel
Ayer, los dirigentes de la cúpula empresarial se reunieron con el Presidente para presentarle su propuesta anticrisis económica, para ver cómo se ayuda
(léase: estiramos la mano para ver cómo nos ayuda
).