Premier Shtayyeh acusa a Tel Aviv de racista
Reportan más de 100 infectados en Cisjordania
Viernes 3 de abril de 2020, p. 25
Ramalá. El nuevo coronavirus propició una inusual cooperación entre israelíes y palestinos, pero a medida que la pandemia avanza surgen tensiones. El problema es el estatuto de unas 70 mil personas que tienen permiso para trabajar en Israel, sin contar los indocumentados. En un principio, ambas partes acordaron que estos empleados regresarían con sus familias o se quedarían en suelo israelí hasta el final de la crisis.
El objetivo era limitar los desplazamientos de población para reducir la propagación del virus, que ya ha infectado a más de 6 mil personas en Israel y a más de 100 en Cisjordania.
Sin embargo, la población palestina reaccionó ante un video viral que mostraba a un trabajador abandonado por las autoridades israelíes en un puesto de control debido a sospechas de haber contraído el Covid-19.
Mohammed Shtayyeh, primer ministro palestino, denunció el trato racista
del gobierno de Israel y exigió el regreso de todos los trabajadores. La policía respondió que se trataba de un palestino sin documentos que fue a un hospital.
La policía lo escoltó hasta el punto de control
, según un portavoz israelí, quien aseguró que el trabajador fue sometido a una prueba de coronavirus que resultó negativa antes de ser escoltado.
La tensión aumentó, pues las autoridades palestinas revelaron que la primera muerte por la neumonía viral en su sector fue la de un sexagenario que estuvo en contacto con su hijo, quien trabaja en Israel.
Pese a los llamados a volver a casa, muchos obreros palestinos prefieren permanecer en Israel porque los salarios son más altos.
Además del acuerdo inicial sobre los trabajadores, israelíes y palestinos decidieron crear un comité conjunto para tratar de frenar el avance del virus, pero el tono cambió. La decisión de dejar entrar a los trabajadores es un intento de proteger la economía israelí, en detrimento de la vida de los palestinos
, denunció Shtayyeh.
La cooperación inicial contrasta con las amenazas del presidente palestino, Mahmud Abbas, de suspender la coordinación en materia de seguridad con Israel, después del anuncio a finales de enero del plan estadunidense para solucionar el conflicto entre ambas partes.
Este plan propone en particular la anexión por Israel de las colonias judías establecidas en la Cisjordania ocupada, pese a que son ilegales de acuerdo con el derecho internacional.