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Falta de ratones especiales ralentiza estudios para hallar vacuna
 
Periódico La Jornada
Martes 31 de marzo de 2020, p. 2

Científicos del mundo entero se afanan en hallar un tratamiento y una vacuna contra el coronavirus, pero también buscan ratones de laboratorio y no todos sirven: deben ser roedores transgénicos, que escasean.

Los ratones de laboratorio habituales no pueden ser usados para estudiar el SARS-CoV-2, explicó Christophe D’Enfert, director científico del Instituto Pasteur, de París.

Les falta un receptor sensible al coronavirus, el que permite a éste penetrar en las células: por tanto no somos capaces de infectar a estos ratones eficazmente, agregó.

Son necesarios los llamados ACE2, genéticamente modificados y suministrados por empresas especializadas, que hacen frente a una altísima demanda.

Estos roedores habían sido utilizados para estudiar el SARS, que se extendió en Asia entre 2002 y 2003, pero una vez superada la epidemia, ya nadie se interesó en ellos y los laboratorios dejaron de tenerlos, según D’Enfert.

Hicimos un pedido y los recibiremos, pero tomará su tiempo. Hacen falta tres semanas de gestación y tres meses para contar con una generación, es decir, con ratones capaces de reproducirse, explicó el investigador.

Con sede en Estados Unidos, el Laboratorio Jackson es un gran suministrador de K18-hACE2 –su nombre completo– y está acelerando la cadencia para suplir la demanda de estos superratones.

Las demandas proceden de laboratorios y organizaciones de todo el mundo, desde hace varias semanas, indicó Cat Lutz, responsable del área Ratones.

Genéticamente modificados para infectarlos, estos ratones reproducen las complicaciones respiratorias que suscita el mal, por lo que suponen un buen modelo para (estudiar) la enfermedad, según Lutz.

Estarán por tanto destinados a probar los (posibles) tratamientos y vacunas, según Lutz.

Para ir más rápido y producir mucho más, el Laboratorio Jackson recurre a la fecundación in vitro, en vez de la reproducción tradicional: el esperma de un solo macho permite fecundar centenares de ovocitos, luego se transfieren los embriones a las hembras para la gestación.

La empresa espera realizar unas primeras expediciones limitadas a principios de mayo, antes de una entrega más amplia unas semanas después.

La buena noticia es que estos plazos no impiden trabajar a los científicos sobre el nuevo coronavirus, según D’Enfert.

Ralentiza un poco la investigación, pero no nos impide avanzar. Así, se puede, por ejemplo, probar una vacuna en un ratón normal y ver si produce anticuerpos eficaces, afirma el investigador.

Su equipo trata, además, de desarrollar sus propios ratones modificados y examina si algunos de los roedores disponibles en el Instituto Pasteur no tendrían por casualidad genes sensibles al SARS-CoV-2.

Paralelamente, la empresa biotecnológica GenOway, con sede en Lyon, busca crear otros modelos transgénicos, más pertinentes que los ACE2.

Nos situamos en una segunda generación, con un modelo relevante, que permite prever con precisión lo que puede ocurrir en el organismo humano, explicó el responsable, Alexandre Fraichard, quien espera tener su nuevo ratón en el segundo semestre del año.

Además, tratamos de preparar instrumentos más vastos de cara a las próximas pandemias. Sin embargo, es un desafío a medio plazo, de varios años. Los modelos de ratones no se producen tan fácilmente, como si fuera un simple celular.