México enfrenta una alta vulnerabilidad ante la epidemia del Covid-19, debido a la alta prevalencia en la población de sobrepeso, obesidad y diabetes, advirtió Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, quien destacó que tener estos padecimientos no eleva el riesgo de contagio, pero sí el de generar una mala evolución una vez que se ha contraído el virus.

En videoconferencia, Alejandro Calvillo, de El Poder del Consumidor, destacó que las elevadas tasas de obesidad y sobrepeso, que afectan a siete de cada 10 adultos y a uno de cada tres niños, son resultado de un cambio sustancial en la dieta de los mexicanos, pues nos ubicamos entre los principales consumidores de comida chatarra y bebidas azucaradas del mundo.

México, dijo, no desarrolló en las décadas pasadas las políticas públicas que se requerían para frenar estas epidemias de enfermedades no transmisibles, porque existen “intereses económicos muy poderosos de empresas como Nestlé, Coca-Cola, Pepsi, Femsa, Unilever y Danone, que utilizan organismos como la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) –que solicitó al gobierno federal posponer el nuevo etiquetado de alimentos y bebidas por lo menos tres años– para intentar frenar la primera herramienta para que la población acceda a una alimentación más sana”.

Inacción del gobierno

Especialistas de la Alianza por la Salud Alimentaria condenaron la petición y destacaron que la inacción del gobierno federal en el pasado impulsó que 96 millones de mexicanos hoy enfrenten una epidemia de obesidad y sobrepeso y al menos 15 millones sufran diabetes e hipertensión, afirmó Calvillo, quien recordó que al menos 40 mil muertes de mexicanos están asociadas al consumo de bebidas azucaradas.

Como país, indicó Ávila, debemos estar conscientes de nuestra vulnerabilidad por el daño metabólico que ocasionan la obesidad y el sobrepeso, pero también que las medidas de prevención asumidas por el gobierno federal son las correctas, con base en datos científicos y técnicos, y porque no se ha cedido a la presión política de acelerar medidas más drásticas, que en estos momentos no se necesitan. Si politizamos las acciones, perdemos todos, enfatizó.