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En su nueva sala 10 virtual, el Muac proyecta Futbol prohibido, del belga Francis Alÿs
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▲ Fotograma del video Futbol prohibido, que se puede reproducir en la sala desmaterializada del MUAC.Foto cortesía MUAC
 
Periódico La Jornada
Miércoles 25 de marzo de 2020, p. 7

El Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) abrió el lunes 23 una nueva sala, a propósito de la pandemia por el coronavirus, que se suma a las nueve que ya tiene. Se trata de #Sala10, de exhibición desmaterializada, que será el soporte de exposición quincenal de una contribución artística contemporánea para ser reproducida desde la página web https://muac.unam.mx/exposicion/sala10-francis-alys, en una variedad de formatos digitales.

#Sala10 se inicia con Haram football (Futbol prohibido), de la serie Children’s game #19 (Juego de niños #19), realizado el 15 de agosto de 2017 por el artista multidisciplinario belga Francis Alÿs (Amberes, 1959), radicado en México desde 1986, y su equipo en Mosul, Irak. El video a color tiene una duración de nueve minutos con 11 segundos. Tiene subtítulos en árabe e inglés.

Impacta porque es un juego de balompié imaginario en vista de que los jugadores, jóvenes de diferentes edades, carecen de pelota. Ellos sí ven el balón, meten goles en una portería señalada con una piedra, se felicitan e incluso hay público.

De cierta manera todo parece normal hasta pasado el minuto seis, cuando de repente los chicos corren y desaparecen. Luego la pantalla se va a negros y aparece la leyenda: en enero de 2015 un escuadrón de la muerte del grupo yihadista Estado Islámico (Isis) ejecutó públicamente en una calle de Mosul a 13 adolescentes por ver en la televisión un juego de futbol entre Irak y Jordania.

En una escena final, Alÿs pregunta a los chicos sobre sus equipos y jugadores favoritos.

En agosto de 2017, en la última fase de su operación Fatah (reconquista), el ejército iraquí despejó a los combatientes de Isis en el banco oriental del río Tigris en Mosul. Con el apoyo de la Fundación Ruya de Bagdad, Alÿs estuvo trabajando en varias obras con los habitantes de las regiones fronterizas entre Irak y Siria, incrustado con las fuerzas armadas que combatían a las milicias islámicas, escribe Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del MUAC.

Continúa: En el lado poniente del Tigris, apenas recuperado del control de Daesh, Alÿs se propuso documentar un peculiar juego callejero del que había oído hablar en un viaje previo: un partido de futbol que se realizaba sin balón alguno, en un acto de destreza, imaginación y resistencia de un grupo de jóvenes frente a las bárbaras imposiciones del Isis. Una expresión de pasión e inventiva que los jóvenes estaban más que deseosos de reactuar ante la cámara.

Medina señala que Alÿs realizó el corto en sólo dos rodajes de media hora, pues en el segundo día el juego fue interrumpido por el estrépito de unos disparos que instantáneamente dispersaron a los jugadores. El coronel iraquí que condujo al artista a la calle en cuestión, donde estaban las ruinas de la estación de radio de los yihadistas extranjeros, recomendó la retirada y lo disuadió de regresar por esos rumbos.

Ese juego desmaterializado permitió que Alÿs incluyera el futbol en su serie Juegos de niños. La prohibición forzó a los jóvenes de Mosul a reducir el deporte a una práctica casi despojada de herramientas y aditamentos definida por una autorregulación que no requiere ningún reglamento explícito.

Según el historiador del arte, este futbol prohibido es un caso particularmente extremo de un conjunto de videos cortos que aspiran a ser un archivo de la forma en que los niños de todo el mundo usan el juego como narrativa social compartida, entre otras cosas, porque la tenacidad de sus practicantes resiste la uniformidad de la racionalización capitalista tanto como el programa del extremismo islámico. Este desafío se expresa mediante el orgullo con que estos jugadores portan las camisetas de sus equipos favoritos, a pesar de que debieron desfigurar los escudos y nombres para satisfacer a los iconoclastas.

Para Medina, Haram football se encuentra entre las obras más conmovedoras de Alÿs, ya que registra la tenacidad y hondura que contiene un juego, aunque también la importancia de estar conectados con el mundo tiene para quienes viven tiempos de tragedia. Ver estas imágenes nos recuerda la dignidad que supone atravesar el peligro y defender los sueños, termina el especialista.