El incremento en la extracción de líquido potable de cuencas y acuíferos del país ha ocasionado un aumento significativo del grado de presión hídrica, en especial en el centro y norte del país, señala la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Mientras organizaciones civiles advierten que hay millonarios de esta sustancia vital con concesiones de hasta 5 millones de metros cúbicos por año, tan sólo para uso agrícola.

Ayer en el contexto del Día Mundial del Agua, organizaciones demandaron la aprobación en la Cámara de Diputados de la iniciativa ciudadana de la Ley General de Aguas, con la cual se busca establecer, entre otras cosas, un sistema de concesiones para la sustentabilidad y equidad, con participación ciudadana y gubernamental.

Fin al despojo y al acaparamiento

La propuesta, presentada por la Coordinadora Agua para todos, agua para la vida, plantea poner fin a la corrupción, el acaparamiento, el despojo, la sobreexplotación y la impunidad en torno al líquido, ya no se puede dejar exclusivamente en manos de la Conagua la determinación de la disponibilidad ni el otorgamiento y renovación de las concesiones.

Plantea que se requiere facultar a instancias participativas a nivel regional para que hagan recomendaciones vinculantes, a ser ejecutadas por la Conagua, en cuanto a solicitudes de otorgamiento de nuevas concesiones (exceptuando concesiones menores para usos personales o de pymes), y para que puedan recomendar la extinción, revocación o no renovación de las concesiones que hayan tenido mayor impacto en cuanto al acaparamiento, sobrexplota-ción o contaminación.

Por su parte, la Conagua, en el borrador del programa nacional hídrico, indica que del total de agua extraída, el mayor volumen se utiliza en las grandes centrales hidroeléctricas, que generan cerca de 12 por ciento de la energía eléctrica del país. La agricultura, apunta, utiliza cerca de 76 por ciento de la extracción del líquido, le sigue el abastecimiento público, para el que se que extrae 14 por ciento, mientras 5 por ciento corresponde al usado por la industria autoabastecida y 5 por ciento más se emplea en centrales termoeléctricas.