El compositor argentino charló con este diario
Domingo 22 de marzo de 2020, p. 8
El pasado fin de semana, el compositor argentino Andrés Calamaro participó, junto con otros músicos, en el homenaje que se rindió a José José, en el Vive Latino, tributo que fue organizado por Emanuel del Real, integrante de Café Tacvba.
En entrevista vía correo electrónica, para mantener la sana distancia, el autor de La parte de adelante despejó cómo se organizaron: “Los músicos somos un gremio que se entiende a sí mismo, nos tenemos para todo; esta canción es gigante. El arreglo es muy bueno y es un honor cantar a José José en el Vive Latino, compartiendo escenario con Meme del Real y todos los compañeros, apreciados y talentosos.
“Este corazón es mexicano también –expresó Calamaro–. Aquí tengo tres generaciones de familia y puros amigos; tengo muchas historias vividas.”
El también ex integrante de Los Abuelos de la Nada dio su opinión sobre la importancia de El Príncipe para la canción latinoamericana: “ella es gigante, José José también. El Príncipe es una leyenda de la canción melódica bohemia, pertenece a México y a todo el idioma. En Argentina no conocemos la dimensión que tiene, no tenemos el volumen de cantantes melódicos de México. Quizá Sandro sea el equivalente en talento y leyenda”.
La entrevista parece telegrafiada y algunas preguntas no fueron consideradas por Andrés Calamaro, pero se le recordó que la primera vez que tocó en México dijo que iba a recuperar el tiempo perdido en que no había venido.
–¿Siente que ya lo recuperó?
–Todavía nos queda tiempo para hacerlo; tampoco me costa que se pueda recuperarlo realmente, pero haremos todo lo posible –respondió el compositor.
–Acerca del tema de la edad en la creación, no es lo mismo componer una canción a los 15 años que a los 40 o a los 50. ¿En qué nivel creativo se encuentra hoy en día?
–A los 20 estaba muy verde para hacer canciones, era un aspirante. Con 40 le estaba dando la vida a la grabaciones, dominaba todas las técnicas y estaba al borde de los precipicios. Ahora me encuentro en mi punto, escribiendo todos los días, con muchas ganas de seguir cantando y grabando discos.
Como tacos al pastor en la calle
Acerca de si está consciente de su voz creativa y cómo la separa de la cotidiana, respondió: “Tengo una vida cotidiana adaptada a lo que soy, vivo como si la policía estuviera en la esquina de casa, con el equipaje listo para salir pirando. Tampoco soy consciente de mis atributos creativos, me resto importancia”.
–¿Cómo siente que ha evolucionado su relación con la música y la creación en general? ¿Qué ha cambiado?
–Creo que los discos suenan peor que hace 50 años, eso es un problema. Con la música estamos en muy buenas relaciones, le estoy dedicando la vida, somos un matrimonio con altas y bajas, pero nos seguimos queriendo.
–¿Alguna vez le ha aburrido la música, por algún motivo banal o realmente profundo?
–Sólo escucho la música que me gusta, no escucho la aburrida ni la banal, sólo cosas buenas. Prefiero seguir descubriendo temas, hay música interesante para escuchar todos los días.
–Su relación con el público de México es realmente significativa. ¿Qué simboliza este país en su camino artístico?
–México es Constantinopla para los músicos en este idioma, la tierra prometida de la música popular. Espero contagiarme de la raza, México es el escenario perfecto para todo. Vine aquí de chavo, hace ya mucho tiempo, y volví cuando terminé el colegio en plan aventurero; volví en los años 80, al Chopo y a Rockotitlán. Soy hijo del Quinto Patio, soy cuñado de Briseño, amigo del don Álex Lora; piso México con unos viejos tenis Panam, y me gusta comer tacos al pastor en la calle. Soy mexicano también, para Joaquín Sabina en su recuperación. Somos amigos con el maestro Sabina ...
Puros buenos deseos para todos, mi raza, en Europa, que está en cuarentena. Sabina es mi amigo, sabe que me tiene para todo.