Tianguis cultural del Chopo informa
n un extenso comunicado, el Comité del Chopo hace saber: Para lograr permanecer los siguientes sábados... y hasta que pase la contingencia, el Tianguis Cultural del Chopo implementará una estrategia preventiva basada en las recomendaciones dictaminadas por las autoridades correspondientes.
Más adelante explica: Lamentablemente, confirmamos la suspensión de nuestras actividades culturales en sus diferentes foros en una primera acción de prevención
. Es decir, no habrá conciertos, firmas de autógrafos, exposiciones o presentaciones de libros hasta nuevo aviso. Como remate, se lee: Cualquier cambio en la situación de contingencia, estaremos informando y acataremos lo que corresponda.
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La foto de Axl
La reciente presentación de Guns’n Roses en el Vive, nos hizo recordar noches cargadas de rocanrol cuando la cofradía de reporteros no era tan numerosa. Así, el 1 de abril de 1992 y con cámara en ristre, fuimos al Palacio de los Deportes. Tocaría por primera vez en México Guns n’ Roses. Su hard rock se oía por todos lados y la fama de Axl Rose estaba por las nubes: era el niño terrible del rock y su mala conducta era legendaria. Del concierto sabíamos que el equipo de la banda había prohibido el acceso a reporteros con cámaras fotográficas. Ante tal imposición, recordé que José Luis Velasco, fotógrafo también de Conecte, andaba por allí. Lo busqué para saber qué haría con su equipo fotográfico. Llegamos a la misma conclusión: lo clavaríamos clandestinamente. Instalados en el palco de prensa no resistimos la tentación de cumplir con nuestro trabajo –ya habíamos hecho lo mismo, Velasco y yo, con Bob Dylan en abril de 1991. Con la cámara camuflada debajo de la chamarra bajamos hasta que el escenario nos quedaba cerquita. Nos infiltramos entre los chavos que estaban de pie: mientras uno de nosotros tomaba la foto, el otro echaba aguas. Pero sucedió que, mientras Velasco enfocaba a Axl, el bajista Duff McKagan lo descubrió tomando la foto e inmediatamente le hizo señas a su equipo de seguridad, que ubicó perfectamente a quien fotografiaba la actuación. Fue tan teatral el señalamiento de Duff, que hasta nosotros nos dimos cuenta de haber sido descubiertos. Rápidamente, José Luis Velasco bajó la cámara y discretamente me la dio; él se quedó muy quieto en el mismo sitio para que seguridad llegara directamente a ese lugar, mientras yo, ya con la cámara bajo la chamarra, me escurría entre la gente rumbo al palco de prensa. Ya sentadito y calmado seguí disfrutando de Guns. Al poco rato vi llegar a Velasco: ¿qué pasó?
, le pregunté. Pues, sí, sí llegaron los de seguridad y me esculcaron, y bien sacados de onda buscaban y buscaban y no me encontraban nada. Todos apendejados volteaban a ver a Duff y él me señalaba con insistencia que yo era quien estaba sacando fotos. Al final, no me encontraron nada y tuvieron que dejarme ir...
Al final, una foto de Axl ilustró una crónica de aquel concierto en la revista Conecte. Va un adiós para el Ese Silver, Javier Velázquez, armoniquero y blusero de cepa.