Sábado 21 de marzo de 2020, p. a12
Nueva York. Los cines de Estados Unidos podrán estar cerrados y los proyectos postergados, pero todavía hay nuevo material escabroso y macizo de Brian de Palma.
El realizador de 79 años escribió su primer libro de ficción, la novela policiaca Are Snakes Necessary?, con su pareja Susan Lehman, ex editora del New York Times.
La conversación con el director de Carrie y Caracortada abarcó desde su nuevo libro (relato inspirado en John Edwards sobre un senador que tiene un romance con una joven trabajadora), sus opiniones lúgubres sobre el advenimiento del streaming (la industria está eclipsando al arte
), y sus planes de hacer una película parcialmente inspirada en Harvey Weinstein.
–¿Por qué es Are Snakes Necessary? un libro y no una película?
–Demasiadas ideas y no hay tiempo suficiente para hacer todas las películas. Uno escribe muchas cosas que nunca llegan a filmarse. Yo y mi compañera, Susan, básicamente lo hicimos porque nos pareció divertido. Nunca antes habíamos escrito una novela. Yo tenía una idea para un guion que nunca desarrollé, basado en la campaña de Edwards y la chica (Rielle Hunter, con quien tuvo un romance) haciendo webisodios, esas pequeñas cosas íntimas que ella grabó. Al ver esto, siendo un director, pude ver a alguien coqueteando con la cámara. Partimos de ahí.
–¿Escribir un libro ha sido una buena alternativa a las dificultades que implican hacer cine? Su película más reciente, Domino, de 2019, tuvo problemas financieros y no llegó a estrenarse en Estados Unidos.
–Es una situación triste. Fue subfinanciada. Estuve ahí 100 días y filmé 30. Ellos no le estaban pagando a nadie y yo tenía un montón de gente trabajando para mí. La completamos. Pero estaba tan desencantado con la gente que la financió... que dije: Chicos. Buena suerte
. Y no hice nada de publicidad.
–¿Le dejó esto un sabor tan amargo como para no hacer más películas?
–Nunca había estado en una situación como esa, excepto hace una eternidad, cuando recién empezaba a hacer películas independientes, como Siamesas diabólicas, la cual creo que tuvo un presupuesto de 150 mil dólares.
–Lo que más me llamó la atención al leer su libro es lo perdurables que han sido sus obsesiones. Vértigo, por ejemplo, aparece brevemente. En el libro están haciendo una nueva versión.
–Fue una película muy influyente. La vi en 1958 en Vista Vision, debo agregar, en el Radio City Music Hall, creo. Me causó una impresión muy fuerte, obviamente. Con los años, y tras haber hecho muchas películas, puedo ver que siempre hay lecciones que aprender de Hitchcock, del modo en que ejecuta ciertas escenas. Y Vértigo es toda la idea de crear una ilusión y hacer que el público se enamore de ella y entonces la tire dos veces desde la torre. Muy, muy buena idea.
–¿Hay alguna película de Hitchcock que no le guste?
De Palma: Me parece que sus últimos trabajos no fueron tan buenos. Cuando finalmente fue descubierto por los franceses y todos los críticos comenzaron a escribir sobre él ya estaba en su declive. No creo que haya alcanzado nunca el pináculo después de Psicosis y Vértigo.
–¿Su carrera tiene un pináculo?
–Seguro. He estudiado carreras de directores toda mi vida. A Susan no le gusta que diga esto, pero uno se hace más viejo. Uno tiene un periodo creativo muy bueno, pero si está haciendo películas decentes después de sus 60, es un milagro.
–¿Cuál ha sido ese pináculo para usted?
–En mis 50, cuando hice Carlito’s Way y entonces Misión: imposible. No se pone mucho mejor que eso. Uno tiene el poder y las herramientas a su disposición. Cuando se tiene al sistema de Hollywood trabajando para uno, puede hacer algunas cosas extraordinarias. Pero cuando tus películas se vuelven menos exitosas, resulta más difícil mantener el poder y uno tiene que empezar a hacer concesiones. No sé si uno siquiera se da cuenta de que las hace. Tiendo a ser muy duro al respecto. Si uno tiene un par de décadas buenas, es bueno, es maravilloso.
Los filmes se miden contra la moda
–Debe haberse acostumbrado a que sus películas, años después de haber fracasado en la taquilla o recibido malas críticas, resurjan como clásicos de culto.
– Uno tiene que creer en la película cuando la hace. Que el público no respondiera y 30 años después pensara que era una obra maestra es gratificante. Siempre he dicho que la película que haces se mide contra la moda del día. Eso no debería evitar que intentes hacer lo que crees correcto, lo que funciona para ti.
–Hace unos años en el Festival de Cine de Tribeca, vi una restauración de Caracortada y quedé impresionado por los colores.
–También la vi. No la había visto en años. Siempre me fascinan sus actuaciones. Nunca me aburren. Son extremadamente vívidas.
–¿Considera que todavía se practica ese cine atrevido para la gran pantalla?
–Las cosas que están haciendo ahora no tienen nada que ver con las películas que estábamos haciendo en los años 70, 80 y 90. Lo primero que me enloquece es la manera cómo se ven. Debido a que filman digitalmente, la iluminación es sencillamente terrible. No soporto la oscuridad, la luz reflejada. Todas lucen igual. Creo en la belleza del cine. Susan y yo estábamos viendo Lo que el viento se llevó el otro día y uno queda impresionado con lo hermosa que es. Los escenarios, cómo está iluminada Vivien Leigh... es extraordinario. Si te fijas en las cosas que se transmiten todo el tiempo por streaming, es una porquería. Han tirado la narrativa visual por la ventana.
Entretenimiento de computadora
–¿Eso le irrita de los filmes de hoy?
–Todo el sistema está cambiando. Uno solía salir y hacer una película. Nuestra generación quería apropiarse de los estudios y lo hicimos. Lo interesante de la generación de la que vengo es que se volvieron muy ricos, extremadamente ricos, trabajando dentro del sistema de los estudios. Ahora estamos en este streaming interminable. Todo tiene 10 capítulos y seis temporadas. De alguna manera regresó el viejo sistema de estudio en el que los productores y los guionistas son los reyes. Los directores, ¿quién sabe quién dirige una de estas cosas entre todas? Tienes todo el universo Marvel, que es una cosa de acción digital, todo generado por computadora. Cuando hice Misión a Marte y pasé un año trabajando con esas tomas con tres o cuatro casas digitales, una estaba trabajando en el barco, otra en el humo, otra en el polvo, yo hacía el guion gráfico de una toma e iba y venía a mí por todo un año mientras le agregaban cosas. Las tomas son terriblemente caras. Dices: ¿qué estoy haciendo?
Entonces me fui a Europa y dije que no podía seguir haciendo películas como esta.
–Mision: imposible va en su séptima entrega, ¿no?
–Siguen haciendo las historias más y más largas sólo por razones económicas. Después de que la hice Tom (Cruise) me pidió que comenzara a trabajar en la próxima y le dije: ¿Estás bromeando?
Una de estas es suficiente. ¿Por qué querría alguien hacer otra? Claro que es para ganar dinero. Nunca fui director para hacer dinero; ese es el gran problema de Hollywood. Esa es la corrupción de Hollywood.
–¿Todavía trabaja en el proyecto inspirado en Weinstein, Predator?
–Sí, pero tenía un título original al que regresé. Cuando escuché sobre toda la situación... con los escándalos de Trump, inmediatamente dije que era un gran título, mucho antes de que Ronan (Farrow) se apropiara de él (para su libro revelador). Afortunadamente, lo había registrado, así que ahora se llama Catch and Kill. Es básicamente una película de terror basada en sucesos reales que se han visto en las noticias.
–¿Inspirada por Weinstein?
–Él es parte de esto, pero al haber estado en Hollywood en los años 70, hubo algunas acciones abusivas que me irritaron bastante. Cuando estaba haciendo el casting de Carrie, George Lucas y yo estábamos viendo a cada actor joven en Hollywood.
–Él estaba haciendo el casting de Star Wars al mismo tiempo.
–Sí, estábamos haciendo casting juntos porque estábamos revisando a todos los jóvenes. Había un director-actor que también estaba buscando actores para una película y estaba tratando de (grosería) a las chicas durante el casting, lo que me molestó muchísimo. Como director, me ofende porque el actor está tratando de obtener un empleo. Aprovecharse de eso es como un médico que hace algo contra su código de ética. Hubo en particular un actor y productor que estaba haciendo esto y de alguna manera es la pieza central de Catch and Kill. El personaje de Harvey Weinstein deambula por ahí. Es aterradora y es divertida.
–¿Tiene alguna fecha prevista para filmar Catch and Kill?
–Esperemos que en agosto.
–Las mujeres en sus películas siempre han sido foco de tensión. Algunos las han calificado de misóginas. La escena con el taladro y las mordidas en Doble de cuerpo sería difícil de imaginar ahora.
–Esa fue una película por la que fui atacado incansablemente cuando se estrenó, pero no te puedo decir cuánta gente se me ha acercado para hablar sobre ella.
–¿Siente que el tiempo ha desmentido esas críticas?
–Siempre consideraron que de alguna manera era un director misógino porque tenía a las mujeres como punto focal en mis thrillers. Bueno, lo siento, prefiero fotografiar a mujeres caminando en vez de hombres (risas). Si tengo que seguir a alguien preferiría que fuera una mujer hermosa que Arnold Schwarzenegger. Lo siento.
–Scorsese se ha preguntado cuántas películas le quedan. ¿Qué espera usted?
–Creo que nos estamos acercando al final aquí. Tengo una rodilla mal. William Wyler dijo que cuando no puedes caminar se acaba. Ahora, si escribes estos libros, eso puede emplear nuestra imaginación creativa. Pero mientras pueda hacerlo lo haré. Aunque no extrañaré dejar de hacerlo (risas).