Lunes 16 de marzo de 2020, p. 22
Beirut. La guerra en Siria cumplió ayer nueve años, con el gobierno del presidente Bashar al Assad consolidando su control sobre un país asolado por el conflicto, una economía diezmada y la intervención de potencias extranjeras con intereses divergentes. Al menos 384 mil personas, incluidos más de 116 mil civiles, han muerto en la guerra que comenzó en marzo de 2011 con la sangrienta represión de las protestas en favor de la democracia, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). En vísperas del noveno aniversario de la guerra, el emisario de la Organización de Naciones Unidas para Siria, Geir Pedersen, lamentó la duración de una contienda horrible, prueba de un fracaso colectivo de la diplomacia
. Gracias al apoyo de Rusia e Irán y a bombardeos devastadores, el gobierno reconquistó a partir de 2015 las regiones de las que se habían apoderado los insurgentes y ahora controla más de 70 por ciento del territorio. El principal frente de guerra ahora, en la región de Idlib, el último gran bastión yihadista y rebelde en el noroeste, es escenario desde comienzos de mes de una tregua precaria, tras meses de ofensiva de las fuerzas de Al Assad. En virtud del alto el fuego, desde ayer se hicieron efectivas patrullas conjuntas de Rusia y Turquía, en una zona de la estratégica autopista M4 en Idlib. La policía militar rusa y vehículos blindados participaron en este dispositivo, que salió del pueblo de Tronba, según fuentes de Moscú. La mecha de la revuelta prendió en Deraa, cuando unos adolescentes, inspirándose en la primavera árabe de Túnez y Egipto, escribieron lemas contra Asad en los muros de su colegio.Las manifestaciones se propagaron a las grandes ciudades. A raíz de la represión surgieron facciones rebeldes. El conflicto se volvió aún más complejo con la aparición de yihadistas, sobre todo del EI, y la intervención de potencias extranjeras. La guerra ha provocado el éxodo de más de 11 millones de personas.