La dependencia económica ha sido un yugo que esclaviza a la mujer porque imposibilita la libertad de movimiento; por lo tanto, su autonomía constituye la puerta de entrada para la emancipación, destacaron especialistas en el Encuentro Internacional de Avances y Retos en el Desarrollo Económico del género femenino.

En México, de 2000 a 2019, la población femenina económicamente activa pasó de 35 a 40 por ciento.

Para especialistas de Bolivia, Co-lombia, Guatemala, España y Pana-má, el trabajo en el hogar es uno de los factores por el que ellas no logran desarrollarse plenamente en el empleo remunerado.

Según Delia Selene de Dios Vallejo, de la Federación Internacional Democrática de Mujeres, en 2016, el valor económico del trabajo en el hogar superó 4.6 billones de pesos, igual a 23.3 por ciento del producto interno bruto, del cual, 75.3 por ciento fue generado por féminas.

Celia Marín Sasaki, magistrada de la quinta sala penal del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, destacó que la dependencia económica impide a las mujeres salir de las violencias que sufren en sus hogares. En muchas ocasiones, por eso perdonan a los agresores.

Expuso que cuando “ellas deciden dejar a sus esposos, éstos las amenazan: ‘te vas pero no te doy pensión, te dejo en la calle’, les dicen”, lo que causa su empobrecimiento.