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Ciudad perdida

STC-Metro: problema de comunicación

E

l ruido en las redes contrastaba con el silencio ominoso que desde el aparato de comunicación del Sistema de Transporte Colectivo se había levantado. Un amplio sector de capitalinos ya sabía, minutos antes de que concluyera el día, que en el Metro había ocurrido un accidente, pero en las oficinas de comunicación del sistema la ineficiencia había colocado un tapabocas a quienes manejan la información, y las especulaciones ya empezaban a impactar al gobierno central.

Luego, durante una conferencia de prensa, la directora del aparato de transporte, Florencia Serranía, calificaba de fortuito el choque de trenes, como si ella ya tuviera las pruebas necesarias para declarar que se había tratado de una casualidad y no de una falla mecánica o de una distracción humana.

Y no fue todo, también se atrevió a argumentar frente a una pregunta sobre el mantenimiento de los trenes que el que no diera información no significaba que no supiera el estado en que se hallan los trenes, mientras la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, aseguraba que todos los incidentes de lo ocurrido serían informados con total transparencia.

No obstante, trabajadores del Metro han hecho circular versiones de la situación que guardan los trenes, que en algunos casos han estado en circulación durante 50 años, y advierten que en las grabaciones guardadas en las cajas negras de los trenes se hallarán algunos datos que apoyan la especie de una falla técnica provocada por la falta de mantenimiento.

Serranía no es la responsable de que se sigan utilizando carros con la antigüedad señalada, pero sí lo es de las condiciones en que se encuentran y de que sigan circulando. Las viejas unidades debieron haber salido de circulación hace ya varios años.

Es más, de todos es más que sabido que antes de terminar la primera quincena del último mes de 2013 se aumentó dos pesos al precio de boleto del Metro, incremento que serviría, entre otras cosas, para comprar nuevas unidades y para dar mantenimiento a las que se tenían. La compra de nuevos carros haría que los más viejos quedaran fuera del sistema, se supone, pero no pasó nada.

Ese aumento, luego de siete meses de haberse impuesto, habría recaudado, según las cifras de la Asamblea Legislativa que operaba entonces, mil 219 millones de pesos, que no se podían ejercer porque no se había creado el instrumento financiero que lo administrara.

El proyecto planteaba la compra de 45 trenes nuevos para la línea 1 y 12; renovar la 1 y reparar 105 trenes que en aquellas fechas estaban fuera de operación. ¿Dónde quedó el proyecto? ¿Dónde está el dinero? Ojalá la señora Serranía sepa del asunto y tenga a bien informar a la ciudadanía.

De pasadita

El proyectazo del gobierno de la ciudad, principalmente del secretario de Movilidad, para destruir la avenida Cuauhtémoc, obra que ha sido rechazada una y otra vez por los habitantes de las colonias por donde transitarán los vehículos, avanza sin remedio y divide y aísla uno de los sectores más poblados de la ciudad.

El gobierno le ha negado la razón a los que protestan, quienes además han firmado hojas y hojas para mostrar a las autoridades su inmensa inconformidad con esta obra, que desde ahora ha causado graves problemas de vialidad en la zona. Desde luego, el argumento ya sabido es que resulta necesario desalentar el uso del automóvil y para ello se castiga a quienes tienen esos vehículos, pero ninguna autoridad es capaz de prohibir, por ejemplo, que se sigan vendiendo autos a muy bajos precios y en abonos.

Y luego habría que preguntarnos: Si no quieren más vehículos particulares en circulación, ¿para qué quieren una refinería en Dos Bocas que produzca gasolina? ¡Que alguien nos explique!