elirantes, los mercados financieros del mundo se sacuden ante la expansión (cuando menos ese es el pretexto que utilizan ellos) del coronavirus y sus efectos en la economía global, la cual de por sí no reportaba condición sólida. Petróleo, divisas y bolsas han caído en forma vertiginosa, en medio de la convulsión y el pánico, sea éste real o inducido.

Para el caso mexicano el golpe ha sido severo –con una economía en su mínima expresión–, porque el zarandeo global ha pegado en dos variables de primerísima importancia: el precio del barril de exportación y el tipo de cambio peso-dólar (que retrocedió a niveles reportados cuatro años atrás), amén de que el mercado bursátil se zarandea un día sí y el siguiente también.

El precio del crudo mexicano de exportación inició 2020 con un alza de 5.5 por ciento, respecto del cierre de 2019, con lo que muy cerca estuvo de alcanzar 60 dólares por barril. Pero al finalizar enero pasado tal precio cayó a 48.37 dólares y al terminar febrero, a 39.76 dólares. En cuestión de dos meses el descenso fue cercano a 20 dólares (de 32.47 por ciento).

Pero la situación empeora, porque la primera semana de marzo el barril mexicano de exportación se vendió en 35.75 dólares y ayer cerró en 24.43 dólares (la información es de Pemex), una caída, en una sola jornada, mayor a 11 dólares, o si se prefiere un desplome de 31.7 por ciento, el peor nivel desde el 16 de febrero de 2016.

En los Criterios Generales de Política Económica para 2020 el precio de la mezcla de exportación se fijó en 49 dólares por barril, promedio anual.

Por lo que toca al tipo de cambio, en el gobierno de López Obrador se observaba una mejoría de la moneda mexicana (Peña Nieto le heredó una cotización de 20.35, y el 14 de febrero de 2020 había descendido a 18.57), pero aquí también se complicó hasta alcanzar niveles no observados en cuatro años (el 11 de enero de 2017 el tipo de cambio fue de 21.91). Ayer promedió 20.90 pesos por dólar, aunque en algunos bancos llegó a ofrecerse hasta en 21.45 (Inbursa). Para efectos oficiales (Banco de México, Servicio de Administración Tributaria), la cotización cerró en 20.16.

Ayer, la Comisión de Cambios (Banco de México y Secretaría de Hacienda) reaccionó ante la sacudida y anunció que ha decidido subir el tamaño del programa de coberturas cambiarias liquidables por diferencia en moneda nacional (vigente desde febrero de 2017) de 20 mil a 30 mil millones de dólares, de tal suerte que podrá convocar en cualquier momento y realizar de inmediato subastas de estos instrumentos con el fin de mantener un funcionamiento ordenado del mercado cambiario.

La Comisión de Cambios reconoce que durante los últimos días los mercados financieros globales han mostrado una marcada volatilidad, debido al impacto económico y social que podría derivarse del contagio del coronavirus, así como a los recientes anuncios en materia de energía por parte de los principales productores de crudo a nivel global. En este entorno, el mercado cambiario en nuestro país también ha registrado mayor volatilidad.

Según el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, el comportamiento de la moneda mexicana se debe a que prevalece un clima de aversión global al riesgo en los mercados financieros, resultado del coronavirus y su mayor impacto económico; el brote ha provocado más demanda por activos seguros, como dólar y oro, en detrimento de divisas consideradas riesgosas como el peso mexicano y otras de países emergentes.

Y en la Bolsa Mexicana de Valores las cosas no caminan distinto: en la jornada de ayer, su principal indicador (índice de precios y cotizaciones) cayó 6.42 por ciento (el precio de algunas acciones llegó a descender cerca de 13 por ciento). Su máxima cotización en 2020 se registró el 17 de enero: 45 mil 817.76 puntos; ayer cerró en 38 mil 730.56 unidades.

Las rebanadas del pastel

En tiempos de sacudida, muchos voltean al oro. Ayer la onza rondó los mil 700 dólares.

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