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Las mujeres debemos ser solidarias: Chávez
 
Periódico La Jornada
Martes 10 de marzo de 2020, p. a12

En el boxeo no pueden detenerse. Un día sin entrenamiento se paga sobre el cuadrilátero cuando se realiza la pelea. Por esa razón, Yéssica Kika Chávez no dejó la práctica ayer ante la convocatoria de un paro nacional de mujeres. La ex campeona mundial, sin embargo, siente empatía con la exigencia de igualdad y justicia del movimiento femenino contemporáneo.

Todas las mujeres debemos ser solidarias, en todos los campos en los que trabajemos, sostiene Kika; aunque yo tengo mi propia visión de nuestra participación, prefiero que nos hagamos visibles porque para eso trabajamos duro todos los días, pero respeto todas las expresiones de las mujeres.

Kika apuesta por la solidaridad y el acompañamiento, el fortalecer los vínculos de hermandad femenina en una sociedad hostil con ella.

Apoyarnos nosotras, en principio, y entender que debemos enfocarnos en la educación, las niñas y los niños deben ser formados con otro tipo de valores fundados en el respeto, agrega.

Kika se desenvuelve en un oficio que ha sido hostil desde su fundación. El boxeo, considerado durante mucho tiempo un deporte de caballeros, estaba prohibido incluso por la ley en la Ciudad de México hasta finales de los años 90 del siglo XX.

Desde que el boxeo profesional permitió la participación de mujeres han conseguido ganar respeto, pero aún arrastran inercias de discriminación y sexismo.

En primer lugar el salario, apunta Kika; en algunos deportes como el tenis o algunas disciplinas olímpicas las mujeres reciben el mismo pago que los hombres, pero en el futbol, el boxeo y tantos más, nos pagan sueldos que están a años luz de lo que reciben ellos por hacer el mismo esfuerzo y sacrificio.

Las boxeadoras han crecido en técnica como para ofrecer grandes espectáculos. Como rama se ha consolidado, pero los salarios se mantienen estancados casi como al inicio.

Es difícil asimilar que ya hemos avanzado como peleadoras, pero siguen sin reconocernos como las profesionales que somos, añade.

Quedan pendientes, desde su lectura, algunos temas. Los promotores deben asumir el compromiso de hacer la publicidad que merecen las boxeadoras tal como hacen con los varones. Desde luego, esforzarse por reducir esa brecha salarial. Además –explica– el público también debe cambiar ciertos comportamientos.

Aún persiste el morbo de ver pelear a dos mujeres, como si no se tratara de una disciplina deportiva, eso sin olvidar que sigue existiendo una mirada masculina y sexista a nuestro trabajo, concluye.