Martes 10 de marzo de 2020, p. 2
Madrid. Vidrio fundido presente entre el material arqueológico recuperado de un asentamiento agrícola de hace 12 mil 800 años en la actual Siria acredita que fue arrasado por un impacto cósmico.
Antes de que la presa de Taqba embalsara el río Eufrates en el norte de Siria en los años 70, un sitio arqueológico llamado Abu Hureyra fue testigo del momento en que los antiguos pueblos nómadas se establecieron por primera vez y comenzaron a cultivar. Un gran montículo marca el asentamiento, que ahora se encuentra bajo el lago Assad.
Pero antes de que se formara el lago, los arqueólogos pudieron extraer y describir cuidadosamente mucho material, incluidas partes de casas, alimentos y herramientas, una gran cantidad de evidencia que les permitió identificar la transición a la agricultura hace casi 12 mil 800 años. Fue uno de los eventos más importantes en la historia cultural y ambiental de nuestra Tierra.
Resulta que Abu Hureyra tiene otra historia que contar, según una nueva investigación. Se trata de vidrio fundido, algunas características sugieren que se formó a temperaturas extremadamente altas, mucho más altas de lo que los humanos podían lograr en ese momento, o que podrían atribuirse al fuego, iluminación o vulcanismo. Esto es 2 mil 200 grados Celsius.
James Kennett, profesor emérito de geología de la Universidad de California en Santa Bárbara, explicó que la intensidad sólo podría haber sido el resultado de un fenómeno demasiado violento, de alta energía y alta velocidad, algo del orden de un impacto cósmico.
Kennett y sus colegas sostienen que Abu Hureyra es el primer sitio en documentar los efectos directos de un cometa fragmentado en un asentamiento humano.
Los hallazgos del equipo se destacan en un artículo publicado en Nature Scientific Reports.