ace dos años, la Metropolitan Opera House de Nueva York (Met) suspendió definitivamente toda relación con James Levine, quien fue director de su orquesta por más de cuatro décadas. Era un icono de la música clásica premiado con 10 grammy.

La decisión se tomó tras comprobarse que Levine abusó y acosó a por lo menos ‘‘70 jóvenes artistas vulnerables en las primeras etapas de sus carreras, sobre quienes tenía autoridad”. La Met sabía de las agresiones desde 2016.

Levine respondió que se trataba de acusaciones ‘‘infundadas’’. No lo eran. De sus abusos se habló durante las últimas cuatro décadas y los ocultaron. El afamado director optó por el silencio y no se disculpó por lo que la Met definió como ‘‘una conducta sexual abusiva”.

El ocultamiento y la negación de las denuncias por acoso sexual y abuso de poder se repiten con Plácido Domingo. Hace siete meses Ap reveló tener pruebas de varias acusaciones en contra del tenor español. Éste negó todo y acusó a Ap de enderezar una campaña para denigrarlo. Mas vendrían luego investigaciones con resultados demoledores por parte de los directivos de las orquestas sinfónicas de Washington y Los Ángeles.

Ante el cúmulo de evidencias, el pasado 25 de febrero Domingo pidió perdón a las mujeres que lo acusan de acoso sexual por ‘‘el dolor’’ que les causó. Aceptó ‘‘toda la responsabilidad en los hechos denunciados’’ y espera que ‘‘nadie tenga que pasar por lo mismo’’. Sin embargo, dos días después se proclamó inocente.

Mientras en todo el mundo varias agrupaciones exigen conocer el sistema de encubrimiento que protege a figuras destacadas de la música y el cine, The New York Times reveló que la asociación estadunidense de músicos intentó, a cambio de dinero, ocultar los frutos de la indagación que contra Domingo exigieron sus integrantes. Esa investigación demuestra que tuvo ‘‘una conducta inapropiada, desde el flirteo hasta proposiciones sexuales, dentro y fuera de su lugar de trabajo’’.

Habrá más denuncias. Una leyenda de la ópera con final trágico.