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Dos pioneras en una profesión dominada por varones ganan el premio Pritzker

La arquitectura es una de las actividades culturales más complejas e importantes del planeta, define Ivonne Farrell, galardonada al lado de Shelley McNamara

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▲ Yvonne Farrell, izquierda, y Shelley McNamara en Venecia, en 2018, durante la edición 16 de la Bienal Internacional de Arquitectura.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de marzo de 2020, p. 5

Nueva York. Dos pioneras en una profesión dominada por hombres, las irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara fueron reconocidas ayer con el premio Pritzker, el equivalente al Nobel de la arquitectura.

También educadoras en Dublín, las galardonadas trabajan juntas en su firma Grafton Architects desde 1970 y ‘‘crean espacios que son a la vez respetuosos y nuevos, honrando la historia al tiempo que demuestran un dominio del ambiente urbano y el oficio de la construcción’’, señaló en un comunicado la Fundación Hyatt, que auspicia el galardón. Es la primera vez que el Pritzker es otorgado a un dúo de mujeres.

‘‘Pioneras en un campo que tradicionalmente ha sido y aún es dominado por hombres, son también faros para otras mujeres al forjar su camino profesional ejemplar’’, sustentó el jurado.

‘‘La arquitectura podría ser descrita como una de las actividades culturales más complejas e importantes del planeta’’, definió Farrell tras recibir la noticia. ‘‘Ser arquitecta es un enorme privilegio. Ganar este premio es un respaldo maravilloso a nuestra convicción en la arquitectura’’, añadió.

Obras con voz propia

El dúo que ha diseñado varias instituciones cívicas, culturales y académicas como el campus universitario de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (Utec) de Lima, en 2015, así como complejos de viviendas, dialoga constantemente con los elementos naturales, equilibrando fuerza y delicadeza.

‘‘Sus obras son impactantes, modernas y nunca se repiten o imitan, tienen su propia voz’’, indicó la Fundación Hyatt.

Una de sus grandes obras es el edificio sostenible de Utec, en el barrio de Barranco, construido verticalmente en una quebrada. Atrae el aire fresco del Pacífico, generando corrientes naturales que reducen la necesidad de aire acondicionado, y aprovecha los ciclos de luz y sombra para ahorrar energía eléctrica.

‘‘Su acercamiento a la arquitectura es siempre honesto; revela un proceso de comprensión de los procesos de diseño y construcción de estructuras de gran escala a los más pequeños detalles.

‘‘Es generalmente en estos detalles, en particular en edificios con presupuestos modestos, donde se siente un gran impacto.’’

También crearon obras para la Universidad Luigi Bocconi de Milán, la Escuela de Economía de Toulouse, la London School of Economics, el Instituto de Minas-Telecom de París y el Instituto Urbano de Irlanda.

‘‘Dentro del ethos de una profesión como la nuestra, muchas veces hemos luchado para hallar un espacio para implementar valores como el humanismo, el oficio, la generosidad y la conexión cultural con cada lugar y cada contexto en el cual trabajamos’’, apuntó McNamara.

‘‘Por eso es extremadamente gratificante que se nos otorgue esta distinción, a nosotras, nuestra firma y al cuerpo de trabajo que hemos logrado producir a lo largo de muchos años’’, añadió.

Las otras mujeres distinguidas con el premio Pritzker son la iraquí-británica Zaha Hadid (2004); la española Carme Pigem (2017) junto a dos arquitectos del estudio catalán RCR, y la japonesa Kazuyo Sejima (2010) con su colega Ryue Nishizawa.