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Destaca la cinta Los Lobos en la Berlinale, oda a la solidaridad en tiempos de muros
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▲ Samuel Kishi Leopo y Martha Reyes Arias, con el crítico de cine alemán Knut Elstermann.Foto Alia Lira Hartmann
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 29 de febrero de 2020, p. 7

Berlín. Los Lobos, trabajo del joven cineasta mexicano Samuel Kishi Leopo, ha sido la única contribución nacional en la edición 70 del Festival de Cine de Berlín. El trabajo vale por cien o por todo aquello que haya podido quedarse en el camino.

El público y la critica en Alemania elogiaron y aplaudieron la cinta al unísono y las cinco proyecciones durante registraron llenos totales y efusivas ovaciones en las salas de cine berlinesas.

El equipo de realización fue invitado al programa de radio y televisión de Knut Elstermann, uno de los críticos más respetados en Alemania y toda Europa.

Elstermann enalteció el trabajo del equipo mexicano con estas palabras: “Cancelen lo que tengan, repórtense enfermos o lo que sea, pero no se pierdan Los Lobos. Esperamos que encuentren un distribuidor aquí, en Alemania, que promueva esta especie de oda a la importancia de los vínculos familiares, a la solidaridad y a la alegría bajo situaciones adversas, sobre todo en estos tiempos en que se pretende erigir nuevos muros y fronteras, en lugares como los que retrata la película; donde tenemos noticia de que a los migrantes se les trata muchas veces como esclavos, por eso es importante ver esta maravillosa película mexicana. Los Lobos transmite un muy importante mensaje”.

La producción estuvo avalada por Animal de Luz, empresa mexicana que se ha posicionado como importante plataforma de apoyo al cine nacional de autor y comercial, fundada por Inna Payán Stoupignan.

Los Lobos cuenta la historia de una familia mexicana integrada por Lucía, madre soltera, y sus dos pequeños hijos, Max (Maximiliano Nájar Márquez) y Leo (Leonardo, con los mismos apellidos), de seis y ocho años, respectivamente, quienes emigran a Estados Unidos intentando mejorar sus condiciones de vida. Las dificultades que enfrenta la joven comienzan con la búsqueda de vivienda, pues para trabajar todo el día, se ve obligada a dejar a solos a los niños en un pequeño espacio.

Son tiempos en que no existía telefonía móvil. La promesa de cumplir el deseo de los pequeños de ir a Disneylandia se convierte en una especie de soporte para Max y Leo para enfrentar las arduas condiciones de soledad. Una grabadora de casetes con la voz del abuelo y la de ella misma se convierte en un valioso recurso que los acompaña.

Con claros tintes autobiográficos, Samuel Kishi Leopo relata que cuando tenía cinco años, su madre abandonó a su marido y emigró a Estados Unidos con sus dos hijos pequeños, cruzando la frontera con visa de turista para Disneylandia. No dominaba el inglés en absoluto; llegaron con equipaje ligero, unos cuantos juguetes y una grabadora Fisher Price, elemento importante en el tratamiento que da Samuel en la cinta.

“Mi madre, al dejarnos solos casi todo el día, se armó de una herramienta que fue una grabadora, donde dejaba su voz con lecciones de inglés, historias y las reglas de la casa. Sólo había que apretar el botón de play y escucharla si la extrañábamos. Cuando salía de casa, mi hermano y yo nos preguntábamos si volvería, pasábamos el día jugando de alguna manera con la incertidumbre, con cómo entretenernos y cómo matar el tiempo para acabar con esa duda. La película retrata lo que aparentemente es el ocio de los niños y cómo se va construyendo la soledad mientras esperan a su madre”.

Los Lobos transmite también un mensaje de empatía y solidaridad.

La mujer de la pareja que renta el cuarto –personas mayores de origen chino–, al percatarse de que los pequeños se quedaban solos todo el día, a pesar de las barreras del lenguaje, se acerca a ellos y los invita de cuando en cuando a comer a su casa.

Al enfrentarme a la realidad de la investigación, decidí que era necesario incorporar segmentos de tipo documental de una comunidad. Hice entrevistas, estuvimos en Santa Ana California, en Albuquerque, comenta. En el desarrollo de la historia aparecen como especie de flashazos imágenes de una diversidad de personas de diferentes edades y razas.

Jorge A. Trujillo, periodista colombiano-español que cubre la Berlinale comenta para La Jornada: Es el retrato de tantas madres latinoamericanas, madres solteras que son fuertes, que luchan para sacar adelante a sus hijos. Las condiciones de los niños en la película podrían equipararse a una especie de cárcel social en que se convierte el nuevo país para muchos migrantes cuando dejan sus países y enfrentan infinidad de obstáculos.