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En 2020, el Año Sanzio, reabrirán la tumba de Rafael

El creador renacentista italiano será honrado en su quinto centenario luctuoso // Los Museos Vaticanos mostraron tapices de los Hechos de los apóstoles, del pintor

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▲ Los tapices de los Hechos de los apóstoles, de Rafael, se exhibieron en la Capilla Sixtina.Foto © Governatorato SCV-Dirección de los Museos
Especial Para La Jornada
Periódico La Jornada
Martes 25 de febrero de 2020, p. 5

Roma. Este 2020 será recordado en Italia como el ‘‘Año Sanzio’’ con motivo del quinto centenario luctuoso de Rafael, quien nació el 6 de abril de 1483 y murió 37 años después, el 6 de abril de 1520, en la cumbre de su madurez artística.

Una fiebre aguda, probablemente causada por sífilis, provocó el deceso del artista, hecho que conmocionó Roma y retumbó en Europa. Fue un triunfo post mortem el que perpetuó su fama y lo convirtióen personaje casi divino.

Con ese motivo los Museos Vaticanos montaron una exposición de la serie de tapices de los Hechos de los apóstoles, creados por Rafael, que concluyó el domingo.

El de Rafael Sanzio es caso único o muy raro en la historia del arte, pues fue hasta el siglo XX cuando surgió su fama. De la tríada de titanes del Renacimiento, en la cual se sitúa Rafael (junto con Leonardo y Miguel Ángel) es hoy el menos popular entre el gran público. Sin embargo, para los especialistas encarna el modelo máximo de armonía, equilibrio y belleza pura.

La pasión de Rafael por las mujeres la registró Giorgio Vasari: ‘‘Entre tanto, Rafael seguía dedicado a sus amores en forma oculta y entregándose sin medida a los placeres. Ocurrió que una vez se desordenó más que de costumbre y volvió a su casa con una fiebre intensa. Creyeron los médicos que se había acalorado y como Rafael tuvo la imprudencia de no confesarles los excesos que había cometido, le hicieron una sangría cuando estaba debilitado y lo que necesitaba era algo que lo restaurara’’.

Sin embargo, se ha dudado de que el repentino fallecimiento del artista pudiera haber sido de envenenamiento. En una entrevista para el Corriere della Sera, la primera mujer en dirigir los Museos Vaticanos, Barbara Jatta, afirmó: ‘‘Con la Academia dei Virtuosi al Pantheon, la Academia de Bellas Artes y la Oficina de Anatomopatología de la Universidad della Sapienza de Roma nació la idea del proyecto Enigma Rafael, que se propone reabrir la tumba del artista para entender el verdadero motivo de esta muerte precoz, consumada en día y medio (…) Con las técnicas de investigación actual, podremos entenderlo’’.

La Transfiguración, testamento espiritual

Rafael falleció, según las fuentes, un Viernes Santo en coincidencia con la muerte de Cristo, traslación de potente simbolismo que contribuyó a exaltarlo. El ánimo conmocionado de las personas viene recordado como un dolor unánime. Fue velado en su casa, en el Palazzo Caprini, edificio proyectado por Bramante, a un paso del Vaticano, hoy extinto.

Vasari recuerda cómo en la cabecera del lecho del artista estaba colocada La Transfiguración, que amplificó el efecto emotivo de la gente que ‘‘al ver su cuerpo muerto y su obra viva, se les partía de dolor el alma a todos los que lo contemplaban’’. El cuadro es considerado su testamento espiritual, una de sus grandes obras maestras. Fue el último que creó poco antes de morir y fue terminado por su alumno favorito, Giulio Romano.

Por voluntad testamentaria, Rafael pidió ser enterrado en el Pantheon (Santa Maria ad Martyres) dejando el pago para realizar la capilla y cubrir los gastos necesarios. La procesión fúnebre fue multitudinaria y aglutinó a personas comunes con artistas, intelectuales y el papa León X, quien lo lloró desconsolado. Todo ello dejó en el imaginario un recuerdo catártico, captado por textos y epístolas de escritores como Baldassarre Castiglione, amigo de Rafael.

El notable escritor Pietro Bembo le dedicó el epitafio grabado al frente de la sepultura que da cuenta del artista universal que fue y resume el magisterio de su obra cuya perfección fue comparable o superior a la naturaleza: ‘‘D.O.M.A Rafael Sanzio de Urbino, pintor eminentísimo, émulo de los antiguos, en cuyas imágenes animadas, si las contemplas, fácilmente advertirás la alianza de la naturaleza y del arte. Acrecentó la gloria de Julio II y de León X, con sus obras de pintura y arquitectura. (…) Éste es Rafael. Mientras vivió, la gran Madre de las cosas temió ser vencida por él, y cuando murió, temió morir con él’’.

La elección del Pantheon explica la reverencia de Rafael por la antigüedad clásica. Su ejemplo sería imitado a partir de entonces por varios artistas y personajes ilustres, incluidos los reyes de Italia. El sepulcro de Rafael (hoy mal iluminado) dio pie en 1542 al nacimiento de la Academia de Bellas Artes y Letras de los Virtuosos del Pantheon. A él han pertenecido artistas, músicos y arquitectos de Antonio Canova a Diego Velázquez y Claude Lorrain.

La tumba de Rafael ha sido abierta algunas veces y en una entrevista el escritor y crítico de arte Pierluigi Panza afirma que es difícil saber con exactitud cuál es su cuerpo, pues ahí sepultaron a otros artistas (Baldassarre Peruzzi y Annibale Carracci), de quienes se hallaron restos que se identificaron como suyos.

Así sucedió con la primera apertura de la tumba en 1673, cuando se extrajo el supuesto cráneo de Rafael llevado a la Academia de San Lucas. Según escribió el francés Antoine Chrysostome Quatremère de Quincy (1755-1849), venía usado como talismán por los estudiantes, que lo rozaban con su lápiz. Goethe ‘‘mandó hacer el suyo a partir de ese cráneo y lo exhibía en su escritorio’’, afirma Panza.

En la segunda exhumación, en 1833, durante una restauración (una tercera se hizo cien años después), cuando se halló al parecer la sepultura auténtica y se supo que el artista medía 1.64 metros. El esqueleto se limpió, acomodó y fue expuesto al público que acudió masivamente como si fuera a reverenciar un santo laico.

Ahora la inminente reapertura de la tumba, con ayuda de tecnología, podría comprobar el motivo de su muerte.