Mujeres convocan a marcha y paro // Que sea sin partidismos // Hartazgo ante ineficacia // Iniciativas legales (y oportunismo)
stá convocada en México una marcha en contra de los feminicidios, la cual se realizará el próximo 8 de marzo que es el Día Internacional de la Mujer, según declaratoria de la Organización de las Naciones Unidas. Diversas organizaciones, activistas y personas a nivel individual están dispuestas a aceptar ese llamamiento y manifestarse activamente, a la vez que se organiza una especie de paro nacional femenino para el día siguiente, 9 de marzo, con la intención de mostrar al país entero lo que sucedería en ausencia de la participación del segmento femenino.
Los actos programados son producto de la ola de protestas que grupos de mujeres han expresado en distintos ámbitos y con dispares grados de energía e incluso violencia. Aun cuando es evidente que un movimiento con estas características mueve las ambiciones de control de parte de facciones opositoras al poder presidencial en turno, también resulta cierto que hay un hartazgo generalizado entre mujeres de los más distintos estratos sociales, económicos y culturales, a causa de la cultura machista y sus expresiones criminales que en fechas recientes se han multiplicado.
Las protestas femeninas en tono alto han generado cambios otrora poco probables. Varios medios de comunicación están cuidando su narrativa textual y gráfica, en especial Reforma (que también publica Metro) y La Prensa (este diario, históricamente especializado en la nota roja, ha anunciado un compromiso
de revisar su manejo informativo y hacer correcciones), que fueron visitados por comisiones de mujeres inconformes con el tratamiento periodístico dado a hechos lamentables como el asesinato de Ingrid Escamilla.
Irónico resulta que un diario llamado Pásala, de Editorial Notmusa, que publica el deportivo Récord y la revista de espectáculos TVNotas, entre otros títulos, no hubieran sido tocados por el enojo de las feministas, a pesar de haber publicado una fotografía terrible del cadáver mutilado de Escamilla y el título La culpa la tuvo Cupido
, en referencia burlona al himno feminista surgido en Chile desde el colectivo Las Tesis.
El desbordamiento del enojo de mujeres ha generado iniciativas de reformas legales en un abanico que incluye mayores penalizaciones (Acción Nacional trata de ganar presencia impulsando pena de muerte; al oportunismo se ha sumado Manuel Velasco, coordinador de senadores del partido Verde) y el asentimiento presidencial para crear fiscalías especializadas en feminicidios. El presidente López Obrador ha ido moviendo lentamente su posicionamiento sobre el tema, desde el enojo que le produjeron señalamientos directos de la activista Frida Guerrera (mujer de izquierda que ha apoyado a López Obrador en distintos momentos) pasando por el fraseo insustancial al pedir a manifestantes indignadas que no pinten las puertas de Palacio Nacional, hasta llegar a un cierto acercamiento discursivo, aún insuficiente y no necesariamente firme, a las posiciones de las mujeres que se han convertido en el reto político e ideológico más fuerte de su ejercicio gubernamental, justamente desde posiciones de izquierda que hacen contraste con el talante conservador de López Obrador en ciertos temas como los relacionados con la sexualidad y el feminismo.
Las causas profundas de las protestas de mujeres no habrán de ceder si los políticos en los distintos poderes creen que medidas cosméticas o circunstanciales pueden amainar tormentas. Un caso como el de la niña Fátima Cecilia puede tener un curso de resolución judicial en términos que hasta ahora parecen aceptables, pero se necesitan políticas públicas eficaces, concertadas y medibles que vayan disminuyendo los altísimos niveles de violencia criminal contra las mujeres mexicanas. También será importante que un movimiento de esta trascendencia se mantenga alejado de partidismos y del oportunismo desesperado de políticos deseosos de aprovechar la ola feminista con fines electorales. ¡Hasta el próximo lunes!
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