an transcurrido 14 años desde la tragedia de la mina de carbón en Pasta de Conchos, en el municipio de San Juan de Sabinas, Coahuila, en la que perdieron la vida 65 trabajadores mineros y sólo dos cuerpos pudieron rescatarse. Hoy permanecen sepultados y abandonados los restos de 63 hombres valientes en el fondo de la tierra, a 120 metros de profundidad, sin que se haga justicia para las familias, en un hecho que pudo haberse evitado, pero por la ambición y avaricia, la cobardía y la negligencia criminal de Grupo México, dueño de la concesión, que preside Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, no se haya querido o siquiera intentado seriamente rescatar a los caídos.
Una vergüenza histórica de esta empresa y de su presidente Larrea, que por corrupción y tráfico de influencias ha evitado hasta ahora realizar el rescate, indemnizar a las familias con justicia y dignidad, a la vez que se investiguen propiamente las causas de ese desastre que seguramente cargará en su mente hasta el resto de sus últimos días. Por muy arrogante o intocable que se considere, habrá de enfrentar tarde o temprano la realidad y el juicio de la historia.
Éste es uno de los casos más siniestros en la evolución de la actividad minera de México. No habíamos visto algo parecido en los más de 500 años de la explotación de los metales y hoy todavía, 14 años después de la tragedia, esos señores se pasean y se ostentan como los más ricos de nuestro país a costa del esfuerzo y sacrificio humano.
Además, aún se dan el lujo de criticar y atacar todos los cambios que estamos viviendo actualmente, e incluso se oponen, presionan y chantajean al propio gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador con frenar sus inversiones para mantener a México en el atraso y en el mundo de las injusticias y la desigualdad, con tal de no ceder en sus privilegios, muchos de ellos acumulados con base en abusos e ilegalidades, pero que reflejan que en el fondo de sus seres no quieren a México ni a los mexicanos. Son racistas y les gusta tener a la gente en la opresión y en el abandono para sentirse ellos por encima de los demás. Esta es la degeneración sicológica de los déspotas, los dictadores y los sicópatas, que no sienten nada por el dolor ajeno.
El primero de mayo del año pasado, 2019, el Día del Trabajo, el presidente López Obrador anunció que se iniciarían los estudios y las tareas con apoyo de expertos mexicanos y extranjeros para comenzar el rescate de los mineros y que ordenaba a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social coordinar todas las actividades relacionadas con esos grandes y nobles objetivos de la recuperación de los cuerpos.
Hasta este día todavía no se da a conocer públicamente el avance de los trabajos, pero esperamos que pronto se conozcan con todo el detalle y con eso se pueda adelantar y cumplir con el compromiso en favor de la verdad y la justicia. Los mineros, la clase trabajadora y el pueblo estamos esperando que se haga justicia, caiga quien tenga que caer.
Se trata de evitar que esos tristes y lamentables sucesos vuelvan a repetirse jamás, ni en México ni en ninguna otra parte del mundo.