El mecanismo de abasto de medicinas en las instituciones públicas de salud sigue en el aire. El gobierno todavía no compra 35 por ciento de las claves que quedaron desiertas en la licitación concluida en diciembre pasado y avanza a cuentagotas la adquisición de los productos de nueve grupos terapéuticos que representan casi 80 mil millones de pesos, esto es, la mayor parte del presupuesto para este rubro en 2020.

En estos grupos de medicamentos están los de patente y fuente única, es decir, que hay un solo fabricante. Están divididos por áreas: vacunas, oncológicos, antin-fecciosos, cardiovasculares (para el control de hipertensión arterial), así como metabólicos, donde están los que controlan la diabetes, y métodos anticonceptivos.

También están los fármacos hematológicos para hemofilia, antirretrovirales para VIH/Sida y los antivirales que curan la hepatitis C. La negociación para la compra de éstos se realizó el año pasado.

Representantes de laboratorios señalaron que de la sorpresiva reunión del viernes 7 en la Secretaría de Gobernación –a la cual no asistió el secretario de Salud, Jorge Alcocer– lo único que quedó claro fue el ánimo de ambas partes de colaborar con el fin de asegurar la disponibilidad de medicamentos y material de curación en el país.

También, aunque no de manera explícita, quedó en el ambiente la idea de que las instituciones enfrentan problemas de desabasto. De ahí la prisa por empezar las mesas de trabajo ese mismo día, y siguieron el fin de semana, con cada laboratorio farmacéutico. Los representantes del gobierno federal solicitaron la información sobre los inventarios de las empresas: qué y cuánto tienen disponible en este momento.

Los fabricantes desconocen la finalidad de obtener esos datos y tampoco les informaron de los planes de la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda para la adquisición de los insumos que hacen falta para 2020.

Sobre el tema, Juan de Villafranca, director de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmacéuticos, señaló que otro asunto pendiente es sobre la forma en que funcionará el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).

Si las entidades que firmaron los acuerdos de adhesión ya no van a comprar las medicinas, tendrían que plantear sus solicitudes por conducto del nuevo organismo que asume la responsabilidad de las adquisiciones, la distribución de los productos y los pagos a proveedores. Es una logística distinta sobre la cual todavía no hay información, señaló el ejecutivo.

Resaltó que en el caso de los institutos Mexicano del Seguro Social y de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado el camino es conocido y ahí no se prevén mayores problemas. Comentó que el IMSS se distingue por ser buen pagador.

Otro tema es la deuda que quedó pendiente con el Seguro Popular, unos 10 mil millones de pesos, que debería ser cubierta por el Insabi.