Sábado 8 de febrero de 2020, p. 6
Una clásica casona porfiriana y un personaje de novela costumbrista en los albores del siglo XX son el alma de un proyecto cristalizado en la colonia Roma, Casa Filomeno, donde recreamos los viejos lugares visitados por personajes de finales del porfiriato y principios de la época revolucionaria
dice, de entrada, Daniel Liebsohn, creador de Filomeno, personaje central de la novela epónima, en la que aborda aspectos históricos de la era pre-rrevolucionaria.
Liebsohn, anticuario, coleccionista, escritor y curador de la instalación que ocupa la mayoría de los salones de Casa Filomeno, captura en su novela el porte de un apuesto joven que viste el traje de charro con orgullo. Filomeno es un relato lúdico rebosante de viñetas costumbristas descritas con soltura. Explica: Es el personaje surgido de toda una investigación sobre México; también describo las virtudes gastronómicas de nuestra cultura y la manera de vestir de aquellos años, razón por la que hemos destinado una parte de la exposición y decorado del inmuebe a la charrería, orgullo del traje mexicano. Aquí conviven elementos de la época con recreación de decorados y objetos de principios del siglo XX; así pretendemos hacer sentir al público ese ambiente. Es una mezcla de lo europeo con la intensidad de lo mexicano
.
Respecto a la historia de la construcción, es imprescindible observar su ecléctico estilo arquitectónico, que va de sillares revestidos de piedra a herrería forjada, columnas neoclásicas hasta balcones en las dos fachadas y escalinata doble en el acceso principal. La actual Casa Filomeno albergó las primeras oficinas de El Colegio de México, y en diferentes años ubicaron allí sus despechos personajes de la talla de Alfonso Reyes y Octavio Paz. Posteriormente, el local lo ocupó la Galería OMR.
Este febrero, Casa Filomeno abrió sus puertas después de que se le hizo un rescate muy profundo, toda una restructuración muy compleja para lograr que se mantuviera la estabilidad. Fue un proceso muy bonito porque participaron muchos artesanos que rescataron tradiciones de la época: ebanistas, yeseros y un sinfín de personas
, afirmó Liebsohn.
Internarse en los distintos salones de Casa Filomeno es convivir con objetos que preservan modas, costumbres y utensilios que acompañan la degustación de comida tradicional que evocan a las ancestrales mayoras de la cocina mexicana. Así, el visitante prueba, por ejemplo, un ceviche de hongo, entre paneles de madera con corladuras de oro y plata adornados con motivos mexicanos; mientras, los candiles de cristal proyectan haces de luz desde sus múltiples prismas que se proyectan en la barra de caoba y palisandro custodiada por espejos, vitrales y singulares barricas para mezcal en un lugar para catar alguna bebida tradicional.
Todos estos espacios, con estudiadas y muy seleccionadas piezas decorativas, mezclan tradición y nostalgia con imágenes e ideas contemporáneas, tanto en la ambientación como en el trato de este nuevo concepto cultural nacido en la colonia Roma: Río de Janeiro 54 esquina con Durango.