Querétaro, Qro., Al conmemorar el 103 aniversario de la Carta Magna, el presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo que la reforma pendiente es elevar a rango constitucional los programas sociales impulsados en su gobierno, en especial el derecho del pueblo a la salud, con el fin de establecer de esta forma un auténtico estado de bienestar en el país.

De vuelta en el Teatro de la República, recinto histórico donde en 1917 fue promulgada la Constitución Política, el mandatario se refirió a las metas alcanzadas en esta materia y ubicó como la gran enmienda pendiente y trascendental la de garantizar la continuidad de los programas sociales como la salud, la pensión de adultos mayores y para menores con discapacidad, así como las becas para estudiantes pobres.

Después de la conferencia matutina en Palacio Nacional, el mandatario se trasladó al Teatro de la República, en la capital de Querétaro, donde la temperatura estuvo debajo de los 10 grados, con una lluvia helada y pertinaz.

Fuera del recinto se manifestaron algunos integrantes de la Unidad Cívica Felipe Carrillo Puerto.

Adentro esperaban al Presidente los representantes de los tres poderes de la Unión, unos 20 gobernadores, así como los consejeros del Instituto Nacional Electoral. Un piso del teatro, en los balcones laterales, lució vacío. En la primera fila estuvieron integrantes del gabinete y más atrás algunos dirigentes partidistas.

Después del mensaje del gobernador anfitrión, Francisco Domínguez, la titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, enumeró algunas reformas constitucionales aprobadas en el primer año de gobierno, a las cuales consideró las estrictamente necesarias para dar sustento a los cambios que propugna la Cuarta Transformación.

López Obrador nombró los cambios que significan una nueva Constitución dentro de la del 17.

En esta lista citó el nuevo marco legal para el combate a la corrupción, las reglas en materia de extinción de dominio, la creación de la Guardia Nacional y la revocación de mandato, al cual me voy a someter en el 2022, reiteró.

Después de cuatro oradores, el presidente López Obrador cerró la ceremonia con un mensaje de media hora en el que hizo un recuento de la historia de México.

Destacó el valor de la democracia, la cual no se pudo consolidar ni con la Revolución, porque se hizo a un lado a don Porfirio, pero se quedó doña Porfiria, se simuló y México se distinguió por ser uno de los países más antidemocráticos. Eso lo tenemos que corregir.

Los asistentes le brindaron en ese momento el primero de las dos únicas tandas de aplausos que se escucharon durante el mensaje del mandatario.

El primero, cuando se refirió al combate a los mapaches, trampas y fraudes electorales. Los más efusivos fueron los integrantes del gabinete y del partido Morena.

Nada de compra de votos y usar el presupuesto para favorecer a candidatos y partidos, nada de falsificación de actas, nada de relleno de urnas, tiene que haber democracia y no permitir el fraude electoral, aseveró.

El segundo aplauso fue cuando se refirió a la defensa de la soberanía al eliminar el capítulo del petróleo durante la negociación del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá.

En ese punto, señaló que, aunque parezca increíble, el presidente Donald Trump fue respetuoso.

Por eso, manifestó, no vamos a estarnos peleando por gusto, no vamos ir a todas, vamos a ir por las que signifiquen ir por nuestra independencia y nuestra soberanía.