Previsible un descenso en la demanda de hidrocarburos
Jueves 6 de febrero de 2020, p. 23
Londres. Los tentáculos del coronavirus han atrapado el mercado petrolero, y la OPEP parece dispuesta a decidir un recorte de emergencia a la producción petrolera para enfrentar un colapso en la demanda china.
El mercado petrolero ofrece una instantánea de lo que ocurre a la economía mundial, y en particular al comercio. Las aerolíneas que suspenden vuelos a China tienen un impacto inmediato en el combustible de avión, pero eso es sólo un indicio temprano de una presión más extensa. Si las fábricas chinas cortan la producción, consumirán menos energía. Muchos productos utilizan petróleo como materia prima.Si se producen menos bienes, se necesitarán menos barcos para transportar esos bienes alrededor del mundo y, por consiguiente, disminuirá la demanda de combustible para navíos.
La industria de viajes y turismo resulta afectada, en parte porque hay menos viajeros chinos, y en parte porque las advertencias de no viajar a China reducen también los viajes al sudeste de Asia. La advertencia más reciente de la Oficina del Exterior británica de que los residentes británicos deben salir de China tendrá un efecto particularmente paralizante.
Así pues, la instantánea del mercado petrolero confirma una desaceleración global. ¿Qué más puede decirnos?
Hay mensajes claros, uno obvio, el otro no tanto. El mensaje obvio es que estamos todavía en las etapas iniciales de lo que será un pequeño golpe a la economía mundial. Los cálculos a la fecha sugieren que reducirá hasta en uno por ciento el crecimiento de China este año y, suponiendo que el virus sea contenido para la primavera, en un 0.3 por ciento el crecimiento global de este año.
Luego habrá un repunte. Pero estos cálculos relativamente benignos asumen que pronto se llegará a un punto de quiebre en el brote. En tanto ese punto no sea alcanzado y los números de nuevas infecciones no comiencen a declinar, es difícil confiar en que el impacto en la economía global se podrá absorber con facilidad.
Hay un giro en esto. Es probable que la fase de expansión de la economía mundial disminuya en los meses próximos, dado que se trata del periodo más largo de crecimiento en Estados Unidos (y en buena parte del mundo) desde la Segunda Guerra Mundial. Esto podría desencadenar esa desaceleración.
El otro mensaje es que el coronavirus tendrá un impacto estructural al igual que cíclico. En otras palabras, no sólo tendrá impacto en el ciclo económico: también cambiará la forma a largo plazo de la economía global.
Hemos desarrollado una economía extraordinariamente compleja, en la que los bienes y sus componentes son embarcados (y transportados) por todo el mundo durante el proceso de fabricación, antes de ser enviados a los compradores finales. Esto ha ocurrido porque es más barato hacerlo así. En cada etapa de la producción, el puñado de proveedores más baratos obtiene el trabajo. Pero la complejidad acarrea fragilidad.
Por ejemplo, Apple anunció el sábado pasado que cerraría temporalmente todas sus oficinas y tiendas en China. Pero el mayor riesgo es para la cadena de suministros del iPhone, porque buena parte de la producción se realiza allá. No poder vender teléfonos en China es un golpe único; no poder fabricar sus teléfonos porque no puede obtener las partes es una cosa muy distinta.
Sin duda Apple encontrará formas de dar la vuelta a cualquier problema de producción, pero la interrupción es cara, y tanto esa empresa como otras necesitarán preguntarse si los ahorros marginales en costos compensan adecuadamente los riesgos de las interrupciones de suministros. La mayor parte del costo de un iPhone está en diseño, mercadeo y distribución; la producción es relativamente barata. Así que es mejor crear una red mundial de proveedores y puntos de ensamblaje, de modo que, si algún proveedor, región o país tiene problemas, existan opciones.
Este cuestionamiento de si las compañías deben simplificar sus procesos de producción empezó hace unos cinco años. ¿Recuerdan cuando la producción en el exterior
comenzó a ser remplazada por la vuelta al interior
, o sea a producir en el país de origen? Las actuales tensiones comerciales han dado impulso a este movimiento. Ahora el coronavirus dará otro empujón a una tendencia que ya se había establecido.
Un comentario final. Cadenas de suministro más simples significan que habrá que transportar menos componentes alrededor del mundo. Esto significa una reducción en la demanda de barcos y aviones para transportarlos, lo cual a su vez implica un descenso en la demanda de combustible. Combínense estas fuerzas cíclicas y estructurales, añádanse preocupaciones a largo plazo sobre el cambio climático y el impacto de quemar combustibles fósiles, y ¿qué obtenemos? Un descenso en la demanda de petróleo, gas y sus derivados… que es lo que la OPEP tendrá ahora que enfrentar.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya