Sábado 1º de febrero de 2020, p. 8
Bien recordada resultó Ninón Sevilla en el conversatorio que con ese propósito se armó en el salón Los Ángeles. Por encargo del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, un amigo de la estrella cubana, un par de historiadores y un especialista en cine virtieron lo que saben de la rumbera que hizo de este país su segunda patria, hasta que falleció el primer día de 2015.
Iván Restrepo, ecólogo, pero de amplio conocimiento sobre el arte afroantillano, desde sus bailes hasta sus personajes; Gabriela Pulido, estudiosa de la historia, pero también conocedora de la vida del México de las décadas 40 y 50; David Guerrero, responsable de difusión de la agrupación convocante, y Rafael Aviña, quien bien le sabe a la historia del cine nacional, relataron pasajes de la vida de Ninón.
Miguel Nieto, propietario del salón, fue moderador y Yaxkin Restrepo, corría la cinta para ver instantes de las películas de la artista y luego proporcionó la música grabada, a fin de que la concurrencia –más o menos medio centenar– sacara brillo a la duela al ritmo de la rumba , el chachachá y el danzón.
Para comenzar, Ninón Sevilla no era el nombre real de la cubana. En la pila bautismal le pusieron Emelia Pérez y alguien, certeramente, se lo cambió, cuando ya estaba crecidita, por Ninón, en honor a una cortesana y aristócrata francesa del siglo XVII; Sevilla vino de referencia, pues –cuenta la leyenda– fue en aquella ciudad española donde le plantaron el remoquete artístico.
Sobre la presencia de una instancia gubernamental con una figura que nada tuvo que ver con la Revolución, Guerrero y Aviña relataron un pasaje de una cinta dirigida por el Indio Fernández en la que una madre desnaturalizada arroja a su recién nacido a un bote de basura en la Plaza de la República. Ninón entra a escena salvadoramente cuando se aproxima el camión recolector y rescata al infante.
Restrepo, en tanto, leyó un texto donde resaltó, entre otras anécdotas, las ocurrencias de una impuntual Ninón a las citas de trabajo. Señaló que la conoció siendo él adolescente y la rencontró en Nueva York en 1979; la convenció de regresar a México al año siguiente, en donde reapareció en un sketch teatral, Don Juan Petróleo, con Palillo y Carmen Salinas.
Se recordó que la rumbera desafiaba con sus películas, como Aventurera, a aquella siniestra pero ahora risible Liga de la Decencia, que clasificaba para las buenas conciencias las cintas permisibles de ser vistas por las familias.
Entre los cortos proyectados se vio a Ninón bailando La múcura, mambo de otro inmortal, Pérez Prado; los conversadores sugirieron que sería deber de aristas y cantantes dejar un legado de su obra para ser consultado por el pueblo.
Hay dos fuerzas poderosas: la historia y la memoria. La primera explica cómo son las cosas y la segunda es el conjunto de recuerdos significativos
, intervino finalmente Guerrero.