Petróleos Mexicanos inició una investigación sobre el proceso de adquisición del astillero español Hijos de J. Barreras, que se realizó en diciembre de 2013 bajo la gestión de Emilio Lozoya y que sólo ha generado quebrantos para la empresa productiva del Estado. A instancias de la Auditoría Superior de la Federación se indaga por qué se invirtió en un rubro ajeno a Pemex y porque Lozoya promovió la compra.

El proceso administrativo complementará una demanda que ya promovió Pemex ante la Fiscalía General de la República: como consecuencia de lo injustificado de esta inversión y de la nula o mala administración en el astillero entre 2014 y 2018 Pemex presentó en septiembre una denuncia por la comisión del delito de administración fraudulenta.

El director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, detalló que en noviembre de 2013, Lozoya –quien enfrenta otros procesos legales, pero no ha sido localizado– promovió ante el consejo de administración la compra que se concretó un mes después con lo que Pemex se hizo propietario de 51 por ciento de las acciones, pero dejó la administración del astillero en sus socios.

Desde esa fecha, la producción del astillero es prácticamente nula: En febrero de 2014 construyó una unidad habitacional flotante (flotel) para dar servicio personal de Pemex Exploración y Producción. “El flotel nunca ha sido utilizado a su máxima capacidad y tuvo un costo de 145 millones de euros”. Romero Oropeza destacó que no se ha podido vender porque el avalúo arroja cantidades menores al costo de adquisición. Otras operaciones irregulares fueron cuatro contratos de construcción de buques, uno de los cuales era para un crucero de lujo para la empresa Ritz Carlton, en donde el astillero otorgó una garantía por la cantidad de 16 millones de euros. El 50 por ciento de la garantía a cargo de Pemex.

Actualmente, Pemex negocia alternativas con potenciales compradores para recuperar la inversión en el astillero (5.1 millones de euros) y la garantía que entregó.