Ex alumna señala complicidades
Viernes 24 de enero de 2020, p. 27
Cancún, QR. Los abusos sexuales cometidos en contra de por lo menos ocho niñas por Fernando Martínez Suárez, ex sacerdote y director del Colegio Cumbres de Cancún, tuvo la complicidad de varios miembros de la congregación de los Legionarios de Cristo que trabajaron en esa institución educativa.
Entre los implicados están la profesora Aurora Morales, colaboradora del movimiento Regnum Christi; Eloy Bedia, ex director territorial de la agrupación en México; Ricardo Sada, actual director, y Rodolfo Mayagoitia, quien fue integrante del consejo territorial, denunció María Belén Márquez García, víctima del pederasta.
A 26 años de distancia, María Belén dice que el abuso lo ha superado en 85 por ciento
, pero la complicidad y el encubrimiento de tantas personas que se supone estaban al servicio de Dios
no lo puede dejar de lado.
Por eso, cuando apareció este caso en los medios de comunicación, recordó su niñez y decidió denunciar para evitar que otras menores sufran lo que ella vivió.
El Colegio Cumbres abrió sus puertas en Cancún en 1991 bajo la dirección de Fernando Martínez, quien también era capellán, y permaneció al frente hasta 1993, cuando se revelaron los abusos sexuales que cometió en contra de ocho niñas, hasta donde ella sabe.
Aurora Morales, afirma Belén, era prefecta de disciplina y colaboradora del Regnum Christi.
Morales pasaba por los salones de clase, se paraba en la puerta y hacía una señal a las niñas para llamarlas, con el pretexto de que el director quería hablar con ellas.
Era imposible que (ella) no supiera para qué nos mandaba con el director. Caminábamos por toda el área techada del colegio, que era larga, y además teníamos que cruzar la reja donde estaba el guardia y subir a sus oficinas
, relata la joven.
Belén recuerda que parte de lo que vivió de 1991 a 1993 lo escondió en su mente, pero cuando vio la fotografía de Aurora y empezaron las denuncias públicas sintió miedo y angustia.
Señala que algunas de sus compañeras aseguraron que Fernando Martínez también las violaba en la capilla; incluso afirmaron haberla visto en ese lugar. Yo les creo, pero no recuerdo. Posiblemente es parte de lo que mi mente ocultó. Yo recuerdo que después de que el padre me violaba yo iba a la capilla a llorar antes de regresar a mi salón de clase
.
Afirmó que la cadena de complicidades es larga, y empieza en el mismo colegio, pues cuando sus compañeras, dos años mayor que ella, denunciaron a una maestra lo que sufrían, la mesa directiva de los Legionarios de Cristo la despidió y amenazó.
El sacerdote Eloy Vedia, entonces director territorial en México, acudió al colegio para pedir perdón a las madres en nombre de la Iglesia y de la legión, pero se negó a revelar el paradero del pederasta y no les dio tiempo para proceder legalmente.
El actual director territorial, Ricardo Sada, junto con Rodolfo Mayagoitia, también lo encubrieron
porque se negaron a revelar dónde estaba.
A casi tres décadas de esa etapa, los recuerdos no le permitieron tener una vida tranquila y volvió a terapia con un siquiatra y a tomar tranquilizantes. Su vida personal, acusa, está afectada, pero eso no le impide exigir justicia.