El amor por la literatura es la marca que dejó el escritor, ensayista y narrador Sergio Fernández en sus alumnos y amigos; y el martes por la noche se le rindió un homenaje en el auditorio Adolfo Best Maugard del Museo Nacional de Arte (Munal), en el que se recordó no sólo su obra, sino su pasión por vivir.

A ese acto efectuado a dos semanas del fallecimiento de Fernández, ocurrido el pasado 6 de enero en la ciudad de Guanajuato, asistieron su hija Paula Fernández; la subsecretaria de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura federal, Marina Núñez Bespalova; las escritoras y periodistas Eugenia Revueltas, Magdalena Galindo, Carmen Galindo y Anamari Gomís, así como la actriz Selma Beraud, quien trajo a la memoria divertidas anécdotas alusivas al autor de Los peces.

Cervantista, sorjuanista y profesor emérito en la UNAM

Sergio Fernández (Ciudad de México, 1926) dejó además de una vasta obra, tres libros inéditos, uno de ellos sus memorias, integrado por unas 600 páginas, otro colectivo en torno a El Quijote, y uno más sobre picaresca.

Durante cinco décadas ejerció la docencia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y era profesor emérito. Fue discípulo de Edmundo O’Gorman y José Gaos, maestro de Carlos Monsiváis y amigo de Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Octavio Paz y José Revueltas. Fue integrante del Seminario de Cultura Mexicana, profesor emérito del Sistema Nacional de Creadores, premio Nacional de Ciencias y Artes en 2007 y docente del Seminario de Lenguas Románticas de la universidad alemana de Colonia.

En 1980 obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia por Segundo sueño; además, era cervantista y sorjuanista.

Sergio Fernández tenía una disciplina científica combinada con cuestiones ligadas a la creatividad, sostuvo Marina Núñez Bespalova, quien aunque no fue su alumna, sí lo conoció a través de Anamari Gomís y las referencias constantes a su obra.

La investigadora y docente Eugenia Revueltas apuntó que Fernández ‘‘fue la clase de intelectual, artista y docente que entregó su vida a ello. Fue maestro, amigo, escritor, que nos abría horizontes. Era emocionante entrar en una de sus clases’’.

Genio y monstruo infalible: Anamari Gomís

Anamari Gomís recordó que Sergio Fernández ‘‘nos enseñó dentro y fuera de las aulas. A sus alumnos los convertía en sus amigos, pero no dejaba de ser el monstruo infalible que era. Fue un genio y para él la vida era pura literatura, y lo que escribía y enseñaba era un reflejo de la vida”.

Para la periodista Magdalena Galindo, las novelas del homenajeado tienen ‘‘un indiscutible valor estético” y su hermana, Carmen Galindo, dio a conocer que el escritor dejó listas sus memorias, pero aún hay que revisarlas y editarlas.