El desempleo cerró diciembre pasado no sólo en su nivel más bajo durante el primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El 3.13 por ciento reportado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) también es la tasa más baja desde 2005.

El dato tomó por sorpresa a parte del mercado, pues se proyectaba 3.6. No obstante, algunos analistas aseguran que el incremento salarial de enero, la debilidad económica y la desaceleración en la creación de empleos formales –desaparecieron 382 mil 210 en dicho mes– implicarán un rebote inmediato. Otros, que el dato exhibe un mejor desempeño de la economía.

En detalle, Tabasco –donde se construye la refinería en Dos Bocas, antes de que la crisis de extracción petrolera lo llevara a tener el desempleo más alto del país– redujo su desocupación 1.42 por ciento respecto de diciembre del año pasado. Aun así, su tasa, 6.43, es la más alta de las 32 entidades. Del otro lado está Querétaro, epicentro industrial, donde el indicador creció uno por ciento en un año. Actualmente, 4.73 por ciento de personas en busca de trabajo no cuentan con él.

El efecto de una menor proporción de personas sin empleo no se extendió a otros indicadores que reporta la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. La informalidad se mantuvo en 56.1 por ciento, como en noviembre pasado, pero revela una baja de 0.8 frente a diciembre de 2018. Este dato es el más representativo para inferir que los nuevos empleos reportados por el Inegi no son de calidad, explicó Banorte.

Si bien el aumento en la participación es favorable, parecería estar sesgado hacia un mayor nivel de informalidad, entre aquellos categorizados como puramente informales, los cuales cuentan con menores prestaciones laborales.