Martes 21 de enero de 2020, p. 4
El escritor Ernesto Cardenal, quien ayer cumplió 95 años, hace apenas 47 días presentó en la Ciudad de México su poemario más reciente, Canto a México. Retribuido con un estruendoso aplauso, firmó alrededor de un centenar de ejemplares en media hora.
El poeta y militante estuvo en el Centro Cultural Bella Época, donde leyó un poema sobre Nezahualcóyotl, incluido en su libro.
(Canto a México, de Cardenal, está a la venta en la librería de La Jornada, en avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac).
En esa visita, el poeta fue declarado huésped distinguido de la Ciudad de México.
La palabra de Cardenal contiene ‘‘lo que en toda magnífica poesía hay: emoción artística, capacidad de llegar hasta el fondo en lo que la vida tiene de recordable y que nos hace vibrar”, sostuvo la poeta Dolores Castro en la presentación de Canto a México.
En esa charla en la que participó Marco Antonio Campos, Castro se dijo ‘‘casi incapaz de hacer un comentario porque me dejó verdaderamente muda ante esa capacidad de darnos todo lo que fue nuestra historia antigua de México”. Luego contó anécdotas de su trato con Cardenal y cómo éste fue su guía. ‘‘Fue absolutamente necesario para que yo siguiera escribiendo y dando clases hasta el fin de mis días”.
Júbilo por tener a Cardenal con nosotros: Taibo II
Paco Ignacio Taibo II, titular del Fondo de Cultura Económica (FCE), apuntó: ‘‘Es un júbilo y un lujo tener a Ernesto Cardenal con nosotros, acompañado de dos poetas mexicanos de alto calibre”.
Informó entonces que a dos meses y medio de haberlo publicado, ya había sido reditado este ‘‘rencuentro de Cardenal con México a través de la poesía. Un libro que destila una relación amorosa con México. Potente, variada, fascinante”.
Campos refirió que ‘‘es sorprendente y conmovedor el fervor de Cardenal por México, lo cual se ve muy particularmente en este libro. Por su gran amor a nuestro país, por los años en que estudió y vivió aquí, le damos las gracias y lo sentimos como uno de los nuestros, a la vez un forjador de cantos y un tlamatini”.
En los poemas de Cardenal, definió Campos, está implícito ‘‘que en esta tierra en que nos toca vivir, aquello que debe prevalecer es la paz y no la guerra, y el trabajado conocimiento debe oponerse a la ignorancia. Se deben hacer sabios los rostros”. Explicó que para escribir los poemas, Cardenal lo hace desde tres perspectivas ‘‘como si fuera uno de más de los poetas del Altiplano mexicano y se reuniera con Ayocuan, con Tecayehuatzin, con Nezahualcóyotl o el desdichado Cuacuauhtzin.
‘‘Una segunda, utilizando imágenes y metáforas de la poesía náhuatl para describir una situación de los siglos XX o presente, y una tercera, que es la mínima, escrita desde una perspectiva puramente actual.”
El ganador del Premio Reina Sofía 2012, dijo Campos, ‘‘leyó muy bien los cantares mexicanos y los romances de los señores de la Nueva España, y en prosa los discursos de los ancianos, que son también poesía, como los hemos leído prácticamente todos, en las traducciones de Ángel María Garibay y Miguel León-Portilla”.