Domingo 19 de enero de 2020, p. a31
América debutó en el torneo Clausura 2020 con una victoria. No fue poca cosa, a pesar de que sólo fue por 1-0, pero lo hizo ante un viejo conocido, Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Apenas en liguilla los de Coapa los echaron de la competencia. Victoria necesaria para curarse las heridas de ser el subcampeón.
América venía con la convicción de olvidar el pasado. Jugaron la final y se quedaron con las manos vacías. Apenas iniciaron este torneo en la jornada dos, después de tener una semana más de descanso que el resto de los equipos.
Tigres quería cobrar revancha del último duelo que sostuvo ante este rival en la liguilla, donde sufrieron una remontada impensable. Además de la urgencia de mostrar una mejor cara que la presentada la semana pasada cuando ofrecieron un insípido empate sin goles ante San Luis.
Ambos equipos tardaron varios minutos en despegar, sin muchas jugadas importantes antes de la primera media hora.
En un par de ocasiones Giovani dos Santos trató de sorprender al portero de Tigres, en arrebatos de destreza, pero sin puntería. Los intentos sólo dieron visos del potencial que tiene el jugador, pero quedaron en meros alardes.
Henry Martín también parecía comprometido con su afición y trató de correr en todo momento tras la pelota, no dudó en atacar o cederle a Gío. También tuvo sus oportunidades en la primera parte del juego. Pero los disparos carecían de potencia o bien Nahuel Guzmán hacía su parte para salvar a Tigres.
En la portería de Memo Ochoa también hubo algunos amagos, un remate de cabeza de Edu Vargas que dio en las manos del portero americanista, otra de Nicolás López que fue rechazada por el arquero; Nicolás López fue ejemplo de entusiasmo impreciso.
Ambos equipos se fueron al vestidor en el intermedio para aclarar ideas y recuperar aliento. Un regaño, tal vez, algo que diera la tensión necesaria para hacer más interesante la segunda parte.
Tardaron en funcionar, pero lo hizo el América. Fue obra de los dos jugadores más esforzados del duelo, Gío volvió a apostar por la velocidad y la sorpresa, pero esta vez no se arriesgó a disparar apresurado, envió un centro oportuno, certero, que Henry Martín sólo tuvo que empujar para abrir el marcador a los 68 minutos.
Casi de inmediato, Martín estuvo otra vez cerca, después de un error tosco de Diego Reyes, y se la jugó cara a cara ante Nahuel Guzmán, quien lo achicó con fortuna; todavía el americanista recuperó la pelota pero el tiro ya no tenía ángulo y se fue desviado.
Eso era lo que necesitaba el conjunto universitario que se volcó al frente para tratar de empatar el partido.
Todos atacaban, delanteros, medios y hasta zagueros. Pero ya nada surtió efecto. Tigres sumó 180 minutos sin marcar un gol y su primera derrota del torneo.