18 de enero de 2019
• Número 148
• Suplemento Informativo de La Jornada
• Directora General: Carmen Lira Saade
• Director Fundador: Carlos Payán Velver
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estar Comunicadxs
Sofía Medellín Urquiaga (CEDICAR y asesora del CESDER)
Artemio Dionicio Peña (Radio Comunal, San Pedro Atlapulco y estudiante del CESDER)
En las montañas altas de la Sierra Norte de Puebla desde 1982 el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (CESDER) se propuso construir un proyecto pedagógico educativo alternativo, disruptivo de la educación hegemónica formal como una vía para la formación de jóvenes en el medio rural que abra la posibilidad de una vida buena y digna en el propio territorio. Desde entonces el CESDER se empeña y se implica en ser y hacer comunidad; en recuperar la dignidad del modo de vida campesino indígena, el arraigo al territorio, fortaleciendo la identidad de las comunidades campesinas como sujetos. En su andar como comunidad abierta de aprendizaje el CESDER construye colectivamente universidad (pluriversidad, multiversidad) con los pueblos de la sierra.
Una de las fortalezas del CESDER en estos casi 40 años ha sido su capacidad de transformarse, reinventarse, preguntarse y re-construir en cada momento el ¿hacia dónde vamos?, a partir de mirar y reflexionar siempre en colectivo cómo van cambiando las condiciones y el entorno rural del país y la región. A lo largo de la historia del CESDER, los caminos hacia la dignificación y defensa del modo de vida campesino han tomado distintos rumbos conforme los contextos, necesidades y aspiraciones de los pueblos, así como las reflexiones de quienes construyen esta iniciativa: “La propuesta educativa ha evolucionado y se ha ido transformando al ritmo de permanentes reflexiones que pretender recoger y mirar lo que está pasando en las regiones campesinas de nuestro país, con la intención de mantener actualizado el compromiso originario de su fundación” (CESDER, 2018).
En la Sierra Norte de Puebla, como en tantos otros territorios del país, actualmente se padece el renovado embate de la acumulación y despojo capitalista y de ciertas políticas de desarrollo que se materializan en megaproyectos: más de 300 concesiones mineras, 10 presas y 16 mini hidroeléctricas a lo largo de los ríos Zempoala, Ajajalpan y Apulco, alrededor de 1,400 pozos de fracking para la extracción de gas shale. Muchas comunidades, pueblos y organizaciones de la sierra, incluido el CESDER ven el desarrollo de estos proyectos como una de las principales amenazas a la posibilidad de recrear una vida buena y digna para las comunidades campesinas e indígenas en su territorio, opción por la que tanto se ha trabajado.
En un contexto de disputa territorial como este, la comunicación adquiere un papel importante, ya que los discursos y narrativas sobre el territorio y la visión de futuro forman parte de esta disputa. Desde el CESDER, que en los pasados años se ha involucrado y comprometido junto con los pueblos de la sierra en la lucha por la vida frente a los “proyectos de muerte”, también se ha reflexionado acerca de la importancia de la comunicación como uno de los elementos que abonan a la defensa territorial como necesaria continuación del proyecto de largo aliento por la dignificación del modo de vida campesino indígena.
Recientemente el CESDER abrió una nueva especialidad a nivel licenciatura en Comunicación Comunitaria para la formación comprometida y crítica de jóvenes que impulsen, apoyen y fortalezcan procesos sociales transformadores de su realidad, desde la vinculación con sus comunidades por medio de herramientas de comunicación. En voz de los estudiantes: la comunicación comunitaria la entendemos como un proceso social, detrás de ello hay experiencias muy enriquecedoras, propicia la construcción de conocimiento que parte de los saberes locales y la resignificación-apropiación de las herramientas tecnológicas para un fin colectivo.
La experiencia de formar parte de la comunidad de aprendizaje del CESDER nos ayuda a continuar nuestra reflexión y educación autónoma en torno a la comunicación comunitaria, su modelo educativo nos hace reinventarnos como sujetos. En conjunto, desde nuestras prácticas como comunicadores comunitarios vamos compartiendo los saberes y conocimientos que han surgido de la relación con nuestros territorios y la gente de nuestras comunidades; en nuestra formación, durante los periodos de encuentro en el CESDER reproducimos las practicas comunitarias, pero cuando se regresa a la comunidad ahí no termina el proceso de aprendizaje, todo lo contrario, nuestra realidad se vuelve la materia de la cual se aprende y reflexiona para el fortalecimiento de nuestro modo de vida comunal, así como del cuidado de la vida y de nuestros territorios. •
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