Miércoles 15 de enero de 2020, p. 28
Guatemala. El derechista Alejandro Gia-mmattei, médico opuesto al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo, asumió ayer la presidencia de Guatemala con la promesa de atacar la corrupción y contener los elevados índices de pobreza.
Horas antes de rendir protesta en el cargo se reunió con funcionarios estadunidenses, con la promesa de reconstruir
el país, justo cuando Washington presiona para que acepte un acuerdo de asilo con el cual busca desincentivar la migración.
Giammattei, de 63 años, ganó la presidencia en agosto acompañado por César Guillermo Castillo como vicepresidente. Al frente del partido político Vamos por una Guatemala Diferente (Vamos) fundado en 2017 por políticos, empresarios y militares, ofreció mejorar la situación del país, especialmente en las áreas de combate a la pobreza y generación de oportunidades.
El nuevo mandatario tendrá que buscar soluciones para atender a 16.3 millones de habitantes de los que, según cifras oficiales, 59 por ciento vive en la pobreza y casi un millón de niños menores de cinco años padece desnutrición crónica. Giammattei, quien ganó notoriedad como director de las cárceles públicas entre 2006 y 2007, prometió en campaña atacar la pobreza que, asegura, ha conocido de cerca y que espera reducir a 25 por ciento para 2032.
Giammattei rindió protesta ante el nuevo presidente del Congreso, el oficialista Allan Rodríguez, en un acto solemne en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias de la capital.
El mandatario, acompañado de su hija Ana Marcela, bajó las gradas de teatro con dificultad debido a las muletas que usa por una esclerosis múltiple que padece desde hace más de 40 años.
Acudieron a la ceremonia los presidentes Iván Duque, de Colombia; Lenin Moreno, de Ecuador; Nayib Bukele, de El Salvador; Juan Orlando Hernández, de Honduras; Laurentino Cortizo, de Panamá, y Danilo Medina, de República Dominicana.
Guatemala clasificará a Hezbolá como grupo terrorista
, según fuentes de la nueva presidencia. En la misma línea, favorable a Estados Unidos e Israel, el mandatario accedió mantener la embajada de su país en Jerusalén, luego de que su antecesor Jimmy Morales la trasladó desde Tel Aviv en 2017, a pesar de que la Organización de Naciones Unidas no la reconoce como capital israelí, pues los palestinos también la reclaman como su capital histórica.