Trece años de espera y finalmente LSU se proclamó campeón del futbol americano de la NCAA, al arrollar 42-25 a Clemson que cedió la corona en una noche mágica para el mariscal de campo Joe Burrow, ganador del trofeo Heisman y próximo a debutar en la NFL, al guiar la remontada de su equipo en el segundo cuarto.

Burrow estuvo a la altura de lo que su equipo logró esta temporada para terminar de forma invicta la final como número uno. Ayer, el joven pasador cerró con cinco pases de anotación y otro más que agregó por la vía terrestre de su autoría.

Tan sólo en este juego y en la semifinal, el mariscal consiguió un total de 12 envíos a las diagonales, para un total de 60 en la campaña donde también logró la mayor puntuación (719). Además estableció récord de yardas con 463 opacando al quarterback rival, Trevor Lawrence quien también estará en la próxima selección del draft de la Liga Nacional de Futbol Americano.

Es algo muy especial. Estuvimos abajo y corrimos el balón, dijo Burrow, quien mandó dos bombazos a Ja’Marr Chase para impresionantes recepciones en la zona roja, otro par con Thaddeus Moss, y el de Terrace Marshall Jr.

Antes del encuentro en el Mercedes Benz en Nueva Orleans, arribó el presidente de Estados Unidos Donald Trump, acompañado de su esposa Melania; fue recibido entre cánticos de ¡USA, USA, USA! y el sonar de tambores para dar paso a la ceremonia protocolaria y el Himno Nacional, aunque también se escucharon algunos abucheos y silbidos.