La exposición Retablos de asombros y metamorfosis, de los artistas Marisa Lara y Arturo Guerrero, programada por Casa Lamm para durar un mes, debido al interés del público se prorrogó a medio año // Puede visitarse todo enero
Viernes 10 de enero de 2020, p. 5
El Centro de Cultura Casa Lamm programó Retablos de asombros y metamorfosis, exposición de Marisa Lara y Arturo Guerrero, fundadores de Siameses Company, para durar un mes, y lleva medio año.
La permanencia de esa muestra, que es un hito para una galería privada, se debe a al interés del público.
Montada en la sala Margarita Martínez Lambarry, consta de 13 ‘‘portaanhelos” o valijas pintadas, colgadas de las paredes, y tres esculturas de pequeño formato creadas en resina.
Para Lara, si la muestra propicia ‘‘un punto de comunicación con el público es a partir de que plantea un viaje al otro, o por el otro, o hacia el otro”. La otredad siempre ha sido un tema del quehacer del binomio artístico.
Guerrero apunta que la inclusión y la diversidad articulan un elemento ‘‘necesario en la vida actual, porque permite dialogar con este mundo tan lleno de contrastes, polaridades muchas veces. Lo relevante ahorita es el diálogo, la humanización del mundo.
‘‘Esta exposición nos ha llevado a una reflexión con un sentido diferente de lo que debe ser el humanismo en el siglo XXI.”
Retoman la esencia del humanismo
Marisa Lara explica: ‘‘Queremos retomar la esencia del humanismo extendido no sólo hacia las personas, sino todos los seres vivos, comenzando por el planeta. Éste es el hogar de todas las criaturas y por lo mismo los seres humanos tenemos la responsabilidad de conservarlo y defender la vida.
‘‘El arte para nosotros no es el trabajo artístico, sino el vehículo por el que lo hacemos. Nuestro trabajo es un acto de rebeldía contra la indiferencia y la destrucción. La palabra arte para nosotros es de subversión, como la belleza. Estamos por que hoy el arte alcance una ética por la vida y nos vuelva más sensibles como personas.”
Estos ‘‘contenedores de sueños” o ‘‘estuches de sorpresas”, como Lara define a las valijas, representan ‘‘una especie de viaje por la vida en que cada quien las carga de la experiencia, la existencia, lo bueno, lo duro, lo difícil. Ver la vida, también la muerte de seres queridos y amigos, un día más de sol son una esperanza vital y nuestra gran oportunidad”, refiere Guerrero.
En Retablos de asombros y metamorfosis unas valijas se abren para mostrar su rico contenido pictórico. Otros, pequeños teatrinos, revelan el teatro de la vida. Para esos ‘‘gabinetes de maravillas” se decidió crear obra que ‘‘desdoble sorpresas, emociones, ritos, para que estos mitos que están en nuestro interior de manera subjetiva, a veces inconsciente, vuelvan a tener cabida en esta experiencia estética”.
Quehacer conjunto y simultáneo de 35 años
Arturo Guerrero retoma: ‘‘Quisimos crear en cada uno una especie de talismán personal, un pequeño ruego por la misma existencia, una oración en favor de la vida, dado que nos rodea muchísima muerte todos los días en nuestro país y a escala mundial”. También se cultivó el color, se invocó la ternura. Se subvirtió el orden del cuadro convencional para que el público construyera sus propias alternativas de metamorfosis. Al desdoblarselas distintas partes de la obra se desencadenan las transformaciones, añade Marisa Lara.
Las piezas no se tocan, pero todas tienen al lado una pequeña reproducción que el público puedemanipular con libertad. También hay un espejo para interactuar con la obra.
Los objetos bidimensionales se vuelven tridimensionales porque al abrirse invaden y juegan con el espacio. En ello subyace una idea central para el dúo creativo: la transformación y el cambio que es la vida. Qué mejor ejemplo ser ellos mismos los que ‘‘arrebataron” a la vida ‘‘un cuerpo diferente al que nos dio la biología y nos convertimos en siameses, como una decisión de autoconstrucción y renacimiento”.
Para la entrevista con La Jornada, Marisa Lara y Arturo Guerrero permanecieron enfundados en su conocido traje compartido.
Con 35 años de producción conjunta y simultánea, en la serie que muestran en Casa Lamm, pretenden recoger su experiencia a lo largo del tiempo.
Recapacitar sobre lo subyugante de la diferencia
La exposición parte finalmente de que el ser humano tiene una gran responsabilidad con el respeto al planeta, pues éste no debe ser utilizado ‘‘ni un minuto más, tampoco otras personas”, como un mero objeto. ‘‘Queremos pensar que de manera inmediata, exista un planeta que se considere un ser vivo. En la muestra se desarrolla la idea de que el arte tampoco es un objeto, pues deseamos que se vuelva un sujeto de diálogo, se humanice y exprese por sí mismo”.
También, añade Lara, la exhibición es un exorcismo para ‘‘recapacitar sobre la inmensa riqueza, la variedad y lo subyugante que representa la diferencia, en el enorme aprendizaje que tendría que ser para todos y cada uno reflejarnos en el otro o la otra. Si logramos mediante estas piezas que ese vaso comunicante se geste, habremos alcanzado algo que es carpe diem (vive cada día como si fuera el último) en nuestro trabajo cotidiano, es decir, sentirse en la piel del otro y que éste se sienta en la nuestra”.
La exposición Retablos de asombros y metamorfosis se puede visitar todo enero en el Centro de Cultura Casa Lamm (Álvaro Obregón 99, colonia Roma).