Circo social, títeres y formación de talleristas, parte de los proyectos impulsados por la secretaría del sector en Jalisco
Martes 7 de enero de 2020, p. 9
Descentralizar la cultura es una de las tantas promesas que no se ha logrado en la lista de pendientes de las políticas del sector de México. La tarea no es fácil: hacer una política pública para la realidad de las regiones y no sólo como un trasplante descontextualizado de los proyectos y trabajos que se realizan en los centros o capitales.
Precisamente, debido a la complejidad particular de cada región, no hay una fórmula única para activar espacios o ranuras del Estado mexicano que no tienen –y quizá nunca han tenido– una política cultural. La cultura, como la vivienda, el agua, y la educación, es un derecho. Sin embargo, para procurarlo hacen falta diagnósticos exhaustivos que permitan planear actividades específicas y no genéricas.
Los estados hacen su intento: la reactivación de casas de cultura, implementar museos comunitarios o reproducir festivales que se realizan en la capital, en municipios del interior. Quizá, y pongo el ejemplo porque no hay otra propuesta como ésta, la Secretaría de Cultura de Jalisco, dirigida por Giovana Jaspersen García, haya dado el salto más ambicioso.
Uno de los seis ejes estratégicos de la secretaría es la descentralización. Para ello, se han diseñado Estaciones de Cultura Cardinal en Chapala, Ciudad Guzmán, Lagos de Moreno, Mezquitic y Puerto Vallarta que funcionan como sedes de Cultura Jalisco en Guadalajara, y desde donde se gestan y operan programas de forma más cercana a los municipios.
Brechas de acceso
Esta estrategia parte de un diagnóstico realizado en seguida de que entró la administración, en 2018, en el que fue evidente que 79.6 por ciento de las actividades y actos de la administración anterior se centraron en el área metropolitana de Guadalajara. Este hecho generaba brechas de acceso a la cultura cada vez más marcadas.
Si algo nos parece lejos, es que lo estamos viendo desde el sitio equivocado
, es una de las ideas por medio de las cuales Jaspersen ha compartido la necesidad de desplazamiento de acciones. En los primeros tres meses recorrió las 11 regiones que conforman Jalisco para hablar con autoridades de los 125 municipios y escuchar qué necesitaban a fin de que el desarrollo cultural fuera un camino de lucha contra los problemas sociales.
De acuerdo con el informe del primer año, además de las reuniones regionales, Cultura Jalisco participó en una asamblea con autoridades tradicionales en la comunidad de San Andrés Cohamiata, donde se propusieron y avalaron las líneas de trabajo 2018-2024 para el pueblo wixárika.
Entre éstas: una sede en la región norte; fortalecimiento y difusión de la producción de tejidos, bordados y diseños textiles de la comunidad; la salvaguardia del espacio sagrado de Xapawiyemeta, la Isla de los Alacranes; la protección del maxa, elemento de su cosmovisión, además del fortalecimiento y divulgación de la lengua wixárika, así como del proyecto de ECOS a través de la creación de un coro.
Tomar las Calles
Jaspersen comentó con anterioridad que los alcaldes de la región sur compartieron graves casos de drogadicción infantil en niños de entre 10 y 11 años; a partir de eso diseñaron el programa Tomar las Calles, de circo social, títeres y entrenamiento de talleristas en cinco municipios, con una compañía que se formó en el Circo del Sol, para el desarrollo de habilidades artísticas y enfoque en el autoestima.
Esto también llama la atención, porque el desarrollo de políticas culturales en zonas donde no existe un auditorio formado suele ser de baja calidad o sin una preocupación real por garantizar que la experiencia valga la pena. Menospreciar a las personas –y al mismo el poder de la cultura– dándoles cualquier contenido sólo por llenar un vacío en la oferta cultural, es igual a no hacer nada.
Había una sobresaturación de festivales en la capital y en muchos municipios está desconectado. La sensación de tener un público que nunca ha visto circo, y que al oír sobre él imagina la carpa, es refrescante
, aseguró en entrevista telefónica César Omar Barrios, de Les Cabaret Capricho, que participó en Pequeñas Dosis, una caravana de música y danza que se articula con 36 dependencias municipales y artistas de Jalisco.
Opinión honesta
El artista cuenta cómo en un fin de semana en Guadalajara se puede competir con otros cientos de espectáculos, mientras en un municipio congregan hasta 600 personas en una plaza pública. A nivel artístico, nos regresa la razón por la que hacemos arte, y llega a gente que se conmueve de verdad, que no tiene una opinión preformada, sino honesta de lo que está viendo
, agregó.
Mientras hablamos por teléfono, el equipo de Les Cabaret Capricho recorría el camino hasta Zapotiltic. Algunos de los integrantes de la compañía no conocían municipios a los que les tocó ir a presentarse.
Hace poco nos pasó que venía una familia en moto y se paró nomás porque el niño vio payasos y se bajó corriendo, convenció a los demás a quedarse. El papá estaba renuente hasta que empezó a reírse con los chistes. La única manera de que las cosas cambien es haciendo cultura para todos, lo tienes que realizar en la calle y que todo el mundo venga.
Insistió en que los artistas deben redescubrir los municipios y reconectarse no sólo como país, sino como estado.
Vías para descentralizar
La estadística que arroja Jalisco al cubrir 89 por ciento de los municipios con actividades culturales, y pasar de 33 actividades en 2018, a 98 en 2019 fuera del área metropolitana de la capital jalisciense en las sedes de Cultura Cardinal es un indicador de que hay caminos para llegar a esa descentralización de la que tanto se habla.
Mucho mejor si esto se hace desde el diálogo y la red con la comunidad que vive en un lugar y los artistas que buscan otros contextos, una fuerte articulación que cuente con recursos suficientes, y la convicción de que para administrar la cultura no basta con la visión política, hace falta una mirada profundamente humana.