Martes 31 de diciembre de 2019, p. 19
Acapulco, Gro., Integrantes de la Asociación de Enfermos Renales del estado de Guerrero se dijeron preocupados, pues hoy caduca el contrato de subrogación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con las clínicas donde reciben el servicio de hemodiálisis.
Denunciaron que directivos del IMSS en la entidad no han acatado la directriz del gobierno federal (a través del propio instituto), de cambiar las clínicas donde en la actualidad reciben servicios médicos por parte de la empresa ARW Solution en los hospitales Farallón y Santa Lucía, a pesar de que pacientes han acusado diversas irregularidades a lo largo del año.
Reprocharon que tampoco les han informado qué ocurrirá a partir del primero de enero .
El 28 de noviembre, tras protestar frente a la clínica 9 del IMSS en avenida Cuauhtémoc, pacientes renales firmaron una minuta con directivos del instituto, y uno de los principales acuerdos fue regresar a la anterior clínica (Fresenius ) donde recibían hemodiálisis, o contratar los servicios de otra.
La presidenta de la asociación, Miriam Fajardo de los Santos, mostró un documento girado por la Coordinación delegacional de atención y orientación al derechohabiente del Seguro Social en Guerrero el 3 de diciembre, en el que se informa que se contratará a otra clínica y continuarán las supervisiones a las unidades de hemodiálisis subrogadas.
Raúl Rodríguez Ávila, vocero de los pacientes, acusó: parece que no quieren respetar la minuta; debemos acostumbrarnos con la enfermedad, pero queremos mejor calidad de vida
.
Explicó que la asociación tiene un registro de 600 enfermos renales en el estado, y alertó que desde marzo de 2019 han muerto 60 integrantes de la agrupación en el periodo en que la delegación estatal del Seguro Social cambió la clínica donde antes se practicaban la hemodiálisis.
Recalcó que han mostrado evidencias de las inconsistencias que se presentan durante el servicio de hemodiálisis, a partir del tercer mes de 2019, entre ellas que el manejo de la sangre no es el adecuado, las máquinas son obsoletas y los insumos de baja calidad, por lo que no se limpian las toxinas de los pacientes. Por esta situación, los enfermos sólo reciben servicio de filtración de sangre en 50 por ciento.
Rodríguez Ávila recordó que cuando no existe un tratamiento adecuado de los pacientes renales, las toxinas en su cuerpo provocan diarrea, mareos y vómitos por mala hemodiálisis.