Lunes 30 de diciembre de 2019, p. a27
Ayer, con la asistencia más pobre de la temporada, la décima corrida en la Plaza de Toros México fue de rejoneadores y forcados con un encierro muy bien presentado de la ganadería de Vistahermosa, tres toros con bravura y fuerza, destacando el quinto, que fue indultado, para los caballeros mexicanos Horacio Casas, Emiliano Gamero y Santiago Zendejas −los rejoneadores importados casi no alternan con jinetes nacionales ni con forcados−, y los Amadores de Lisboa, los Amadores de Turlock y los emblemáticos Forcados de Mazatlán, que competían por un trofeo.
El mejor toro, quinto de la tarde, correspondió al capitalino Emiliano Gamero, quien luego de una esforzada campaña europea en poblaciones modestas, mostró innegables avances, notable dominio de su cuadra y una casta torera para dar y prestar. Vestido a la usanza charra y luciendo bigote, malogró con el rejón de muerte −¿ya no se dice hoja de peral?− una buena labor con su primero, destacando un preciso violín sobre un precioso corcel.
Pero sería Gaspar, con 551 kilos, el astado con el que Gamero alcanzaría por fin el merecido premio a su tenacidad y afición. Fue un toro de incansable y boyante embestida al que recibió en toriles con la garrocha en la diestra, para luego llevarlo muy templado a lo largo del redondel y colocar certeros fierros. En un momento afloró el drama al tropezarse el caballo con sus cuartos traseros y caer ambos a la arena. Repuesto del porrazo dejó otra banderilla y, con decisión y entrega, quitó las riendas a su cabalgadura para clavar otra más en todo lo alto, la quinta, y tres rosas certeras. Cuando tomó el rejón de muerte, la concurrencia, no por escasa menos metida en la faena, solicitó el indulto, concedido por el juez Braun, no sin antes embarullarse para hacerse entender.
Quienes a la postre se llevaron el trofeo en disputa fueron los forcados Amadores de Turlock, agradable población en California, Estados Unidos, grupo formado hace 43 años por descendientes portugueses que, celosos de sus tradiciones, celebran periódicamente corridas incruentas a pie y a caballo. La decisión obedeció a la excelente pega realizada al primer toro de Gamero, Año Nuevo, templando mucho la embestida George Martins, forcado de cara, sujetándose bien y recibiendo coordinado apoyo de las ayudas. Rejoneador y forcado dieron triunfal vuelta que sería el preámbulo a la apoteosis con el quinto.
A punto estuvo de llevarse la oreja de su débil primero el joven queretano Santiago Zendejas (21 años, 22 meses de alternativa y 16 corridas este año), poseedor de un sentido claro del temple, de las distancias y de una privilegiada transmisión con el tendido. Con un defectuoso zarzo de rejones y banderillas que impedía que los palos se quedaran, al concluir daría vuelta con el forcado de cara de los Forcados de Mazatlán, Carlos Tirado −¡salud, inolvidable José Ramón!−, quien prácticamente realizó solo la suerte. Si bien Zendejas posee un dominio de jacas y de la escena acusa verdor y, salvo un par a dos manos a su segundo, los fierros quedaron sumamente traseros. Para colmo, ese toro se echó, afectado por un rejón defectuosamente colocado, por lo que los mazatlecos no pudieron efectuar su segunda pega.
Horacio Casas, con el lote menos propicio, exhibió su falta de rodaje −siete tardes este año− y sus cabalgaduras fueron alcanzadas varias veces.
Lisboa, fundado en 1944, 75 años: El grupo reforzó su prestigio en 1950, cuando participó en Roma en la filmación de la película Quo Vadis (1951), en la que el cabo Nuño Salvación Barreto, interpretando a un gladiador, pegó un toro en puntas del hierro de Infante de la Cámara.