a Secretaría de Salud-CDMX comunica que, a septiembre de 2019, 102 Centros cuentan con servicio todos los días del año, abriendo fines de semana
. Funcionando bajo adecuados esquemas laborales para el equipo de salud que brindará en los nuevos horarios esa atención ampliada –es decir: con las debidas bases definitivas y su correspondiente formato único de movimientos (FUM)–, más el surtimiento de insumos requeridos se trata, sin duda, de una medida efectiva pero ¿también eficaz?
Es efectiva por sus beneficios inmediatos sobre usuarios/pacientes y el equipo de salud que los atiende. Con la jornada de fin de semana inicia la corrección de la tendencia para recurrir a lo único, hasta ahora, disponible en el sector público: las urgencias. Además de que ahora se otorga mayor consulta de medicina general –niños y adultos mayores– respecto a la que se atiende entre semana.
La jornada de fin de semana también puede expandir el abanico de opciones preventivas incluidas en la Cartilla Nacional de Salud. Igualmente, esa atención facilita a usuarios/pacientes no incurrir en ausentismo o verse obligados a solicitar permisos.
La atención es ofrecida por profesionales (no médicos pasantes) contratados bajo la modalidad de estabilidad laboral
(no basificados). Es claro que se requieren muchas más posiciones para reforzar el equipo de salud: médicos de rol, enfermeras y personal paramédico, entre otros, para que, si hubiera faltantes, siempre exista quién cubra la jornada ampliada. Ciertamente, otorgar la base presupuestal al equipo potenciará los beneficios de la medida porque ello limitaría las posibilidades de permisos, faltas acumuladas (por tratarse de jornadas de 12 horas) y retardos. De tal suerte que la efectividad de la jornada de fin de semana podría deparar todavía muchos más beneficios.
Sin embargo, es importante resaltar la suposición de que, aun si el entero equipo de salud operativo fuera basificado, eso sólo anunciaría la urgencia de implantar otras medidas en las posiciones de mando directivo para que no sólo se dote al servicio de efectividad, sino también de eficacia. Es decir mejorar la calidad. En efecto, una vez otorgada la base el equipo operativo resulta indispensable que la Secretaría de Salud fomente una nueva cultura laboral que, con la autoridad de que son depositarios sus mando directivos en cada centro de salud, evite que esas nuevas bases reproduzcan la vieja cultura laboral corporativa e inercial que pretende servirse de esas bases ganadas a pulso sólo como una especie de boleto de acceso abierto y sin límite a las prestaciones de ley.
La efectividad y mayores beneficios que porta la oportuna medida de la jornada de fin de semana podrán entonces consolidarse, siempre y cuando tengan como marco una sólida Secretaría de Salud, dotada de ese mando directivo capaz de hacer cumplir su autoridad para garantizar un ambiente laboral eficaz en beneficio de una atención mejorada. Es decir: con calidad.
Lo cual conlleva que, como secretaría, su refuerce su capacidad y mando institucional, tal como sugiere el Informe de la Comisión de Alto Nivel OPS-OMS: salud universal en el siglo XXI (2019, anexo 2). Que instituya las responsabilidades propias a su rol de autoridad, fomentando el trabajo conjunto entre todos los integrantes del equipo de salud responsables del frente operativo y para lo cual, como resulta lógico, sólo debieran desempeñar funciones de mando directivo funcionarios familiarizados con ese mismo frente de operación. En su rol de mando directivo, la Secretaría de Salud debería, por tanto, también acotar ese sindicalismo de vocación corporativa que pretende capitalizar el uso de los procesos de basificación sólo como boleto de acceso abierto y sin límite a las prestaciones de ley, más que como una ganada precondición laboral que coadyuvará a la mejora del servicio en beneficio de los usuarios y pacientes.
De tal suerte que la eficacia de la medida dependerá, con mucho, de que, en su implementación, el inventario de los objetivos buscados en el servicio ampliado –que plasmarán auténticas mejoras en la calidad de la atención– transite de manera simultánea hacia la prevención del daño. Pues como observa la secretaria de Salud, Oliva López Arellano, el concepto de salud como un derecho
y no como un consumo
de servicios es eje principal
de la labor de esa dependencia. Por ello mismo, el modelo de atención propuesto ahora en la Ciudad de México, Salud en tu vida
, se basa en la estrategia integral de servicios primarios y cuyas dimensiones
abarcan promoción, prevención, atención de la enfermedad, rehabilitación, cuidados paliativos y el apoyo a una muerte digna.
La población objetivo es un universo de 4 millones de capitalinos, sin seguridad social, que aguardan efectividad y eficacia en sus servicios. Ese nuevo modelo debería impactar –previsiblemente– en un mejorado perfil de las condiciones de salud metropolitanas.
* Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco