Un impeachment deslactosado y un Trump renergizado
l voto para avanzar en el proceso del impeachment con Nancy Pelosi, vestida de luto circunstancial, tuvo tintes dramáticos unipartidistas en la Cámara de Representantes. Pelosi sufrió tres deserciones demócratas, mientras los republicanos exhibieron su compactación monolítica.
La muy hábil amazona Pelosi se ha guardado hasta nuevo aviso los dos artículos sentenciados –abuso de autoridad
y obstrucción de la justicia
, sin el menor estigma sobre criminalidad alguna– que valieron el impeachment monocromático para intentar impedir que la mayoría republicana del Senado deseche fulminantemente su impeachment deslactosado –cuya lista de felonías pudo haber sido infinita al disponer de un mayoriteo automático en la Cámara de Representantes–.
En términos jurídicos estrictos, el impeachment deslactosado se podrá quedar en el cajón de sastre y desastre de Pelosi, si no conviene a sus intereses partidistas. Se puede asegurar que hasta el 5 de febrero de 2020 Trump no será defenestrado, ya que la misma Pelosi invitó al todavía presidente a dar su discurso sobre el estado de la unión el 4 de febrero (https://politi.co/2Q6HCpn).
Los Republicanos tienen escondido un as jurídico bajo la manga, según la Constitución, para absolver a Trump (https://bit.ly/2M9AgQQ).
Pareciera que no existió la fase primera del impeachment deslactosado, ya que los dos partidos, hoy fratricidas, han aprobado en forma expedita el T-MEC –que resultó perjudicial para Canadá y México (https://bit.ly/2SgpCLZ)–, el gasto militar por 738 mil millones de dólares con la creación de una nueva fuerza en el espacio y un presupuesto de egresos de 1.4 billones de dólares (trillones en anglosajón), mientras Wall Street escalaba niveles antigravitatorios.
Steve Bannon, ideólogo del trumpismo, en una entrevista a The Guardian, comentó que los donativos por 110 millones de dólares del multimillonario Mike Bloomberg, anterior alcalde de Nueva York y hoy candidato a la nominación del demócrata a la presidencia, que literalmente puede comprar –octava fortuna del ranking de Forbes (https://bit.ly/2MfYc4L)–, consiguió el triunfo de 21 de 24 candidatos en la Cámara de Representantes, donde brilla la camarera
Alexandria Ocasio Cortez, lo cual fue el picaporte para el impeachment de Trump, quien no hubiera sido juzgado si no fuera por Bloomberg
(https://bit.ly/2sRcSAC).
Desde el inicio de la investigación para defenestrar a Trump hasta el veredicto unicamaral/unipartidista/monocromático, Trump obtuvo el incremento de 6 por ciento que no desea su impeachment, fuese deslactosado o no, lo cual se refleja en la perplejidad de un amplio segmento de los votantes independientes
que pueden definir la relección de Trump y pueden sepultar muchas carreras de los congresistas.
Cuando faltan 11 meses de campaña feroz en el frente del evangelismo sionista
(https://bit.ly/38WfmhT), considerado inexpugnable para los trumpófilos, a mi juicio existe un escollo de alto riesgo para Trump, quien fue sorprendido por una muy influyente revista evangelista Christianity Today, fundada por el pastor Billy Graham, cuyo virulento editorial, firmado por Mark Galli, conminó a que Trump debería ser defenestrado
(https://bit.ly/34LqVVJ), lo cual ha causado trémulos y convulsiones en la Casa Blanca, mucho peores que las del mismo impeachment.
Galli mancilló a Trump como infractor consuetudinario de los 10 mandamientos bíblicos. El mismo Trump pasó al control de daños infligido por la revista evangelista y le propinó dos sendos tuits al arremeter contra la revista de extrema izquierda
, mientras se autoalabó de que nadie había hecho más para la comunidad evangélica que él
(https://bit.ly/35Met9x).
El también pastor Franklin Graham, hijo de Billy Graham (considerado el Papa de los evangelistas), difundió que su padre había votado por Trump y fustigó la conducta de los demócratas en la cámara (https://bit.ly/2SiBRY7).
El Cinturón Bíblico
( Bible belt) aseguró el triunfo de Trump en 2016. Si no lo preserva, perderá su relección en 2020: mucho más grave que el impeachment deslactosado de Pelosi. As simple as that!
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