21 de diciembre de 2019
• Número 147
• Suplemento Informativo de La Jornada
• Directora General: Carmen Lira Saade
• Director Fundador: Carlos Payán Velver
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Mujeres y hombres del jornal
Emma Lorena Sifuentes Ocegueda [email protected]
En la actualidad vivimos, de acuerdo con Armando Bartra, una gran crisis civilizatoria. “La gran crisis es sistémica y no coyuntural porque no solo desfonda el modelo neoliberal imperante durante los pasados [cuarenta] años, también pone en cuestión el modo capitalista de producir y socava las bases mismas de la sociedad industrial”, presenta diversas dimensiones (medioambientales, energética, alimentaria, migratoria, económica y bélica), y se manifiesta globalmente.
Y así llegamos al siglo XXI con territorios desmantelados de su gente y sus recursos naturales, con el éxodo interminable de familias campesinas empobrecidas. En el campo mexicano, la mercantilización de la naturaleza se exacerbó a partir de la década de los ochenta y se institucionalizó para efectos del TLC en la época salinista. Además de acabar con el ejido como forma de organización y de producción, dio lugar a la intensificación de la pobreza y del proceso migratorio, a la explotación desmedida de los recursos naturales y de la fuerza de trabajo por las nuevas empresas agroindustriales orientadas a la exportación.
Un nuevo discurso respalda las estrategias de las grandes empresas en sus formas de gestión y de “hacer negocios”, expresada en la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Dicha estrategia hace suyo el discurso del respeto por las personas, los valores éticos, la comunidad y el medio ambiente, integrándolo con la gestión misma de la empresa. Con ello, los grandes negocios hacen del problema la nueva forma de competencia, sin llegar realmente -en la visión neoclásica- a internalizar los costos ecológicos del deterioro causado. Tal situación se puede percibir como una manifestación de crisis del modelo de acumulación en el campo, al mismo tiempo que se perciben inevitables reacciones hacia la conservación del medio ambiente en la lógica de la visión técnica de la sustentabilidad que, a la larga, pone en tela de juicio la perspectiva neoclásica de autorregulación del sistema.
Un ejemplo se puede encontrar en la estrategia de la empresa transnacional Phillip Morris International (PMI), en la producción de tabaco en Nayarit a través de su subsidiaria Tabacos del Pacífico Norte (TPN). En su código de ética dado a conocer en su página electrónica, PMI considera lo siguiente en cuanto a prácticas de trabajo agrícola en la cadena de suministro: “Nos preocupa el trabajo infantil y los trabajos forzosos”, “Continuamos reduciendo nuestro impacto ambiental”, “Esperamos que nuestros proveedores implementen nuestros Principios de Reclutamiento Responsable de manera concienzuda y transparente”. Considerarse ESR comienza por su declaración de principios, aunque el esfuerzo sigue recayendo en gran medida en la aún insuficiente asistencia social a los jornaleros por parte del estado.
Tabaco y migración en Nayarit (nueva época)
Nayarit produce el 90% del tabaco cultivado en México, según datos del INEGI. Actualmente Phillip Morris compra el 60% de dicho cultivo del total de la producción de Tabacos del Pacífico Norte. Estas empresas basan su producción en la utilización de fuerza de trabajo migrante, sobre todo de origen étnico cora o huichol, de los estados de Nayarit, Jalisco, Durango y Zacatecas, desde donde llegan jornaleros acompañados de sus familias a realizar el corte y ensarte de hojas de tabaco, caracterizando a una corriente migratoria vigente desde hace aproximadamente cuatro décadas.
Según declaraciones del director de Asuntos Corporativos de PM México en Nayarit, PMI a través de TPN, planteó integrar su código de ética en el Programa Sustenta en Nayarit a partir de 2017. Jornada de trabajo, apoyo en vivienda fuera de las parcelas, salud y educación son los principales rubros incluidos. Señaló además que para el ciclo 2018-2019 en Nayarit “97% de los jornaleros tienen acceso a alojamiento para ellos y sus familias fuera de las parcelas; 97% de las parcelas cuenta con áreas de descanso y 99% tiene acceso a instalaciones sanitarias en las parcelas. Sin embrago, parte importante de dichos apoyos son asumidos por los propios productores locales y por programas federales como el ahora desaparecido PRONJAG, así como por los Centros de Atención y Educación Infantil (CAEI) para hijos de jornaleros migrantes.
De acuerdo con información del Sistema Nacional de Control Escolar Migrante, los niños y niñas atendidos en educación básica en el estado de Nayarit, en 2016 fueron apenas 2258 beneficiarios, mientras que para octubre de 2019 se atendieron 5732 infantes, es decir se incrementó en 60% de 2016 a la fecha. En la región tabacalera se atendieron en el ciclo 2017-2018 en los CAEI 1050 niños. En estos se ofrece la atención de cuidados infantiles, alimentación, servicios de salud, primaria integrada y secundaria a niños y niñas entre 0 y 16 años. Actualmente ya es posible dar seguimiento y reconocimiento de los estudios realizados en los lugares de trayecto y en los lugares de origen de los niños mediante su registro en el Sistema Nacional de Control Escolar de Población Migrante, lo que permite la certificación de estos. La población infantil que es atendida en nivel secundaria representó en octubre de 2019 apenas 5.5%; se trata de niños y niñas entre 12 y 16 años, quienes desde esas edades comienzan a ocuparse también como jornaleros. Al respecto la coordinadora del Programa de Atención a Niños y Niñas Migrantes en Nayarit, Juliette Buhaya Abes, en entrevista señaló que: “En la región tabacalera llegan a campamentos que les proporciona la propia empresa y de ahí los recogen camionetas y nos los llevan al centro escolar. La empresa tabacalera está proporcionando transporte y la comida, ahí [los niños] se bañan, reciben atención médica y cosas por el estilo. Ya por la tarde-noche los regresan a su lugar, a las parcelas donde llegan los papas. Haga de cuenta, llegan a una parcela, les prestan sabanas en una carpa, o no sé cómo les llamen casitas de campaña, les dejan agua, o les dejan todo, y a los niños los escogen, o sea, le estoy hablando de una empresa altamente responsable, le estoy hablando de Phillips Morris. Recoge a los niños, nos los entregan, y luego ahí los tenemos. Nosotros nos encargamos de su programa educativo, de apoyar en que les den alimento, apoyar en el baño y hasta de su propio espacio”.
A manera de conclusión
Detrás de la nueva visión de gestión empresarial etiquetada con el discurso de la Responsabilidad Social Empresarial, se encuentra la necesidad del capital por recuperar procesos de acumulación, afectados por el deterioro causado por la forma desmedida de operar de las empresas sobre el medio ambiente y las clases trabajadoras. La RSE se traduce entonces en intentos salir de la crisis multifactorial. A nivel de los procesos productivos y sociales, en casos como el mencionado, representa los límites del profundo deterioro del medio ambiente provocado por la agricultura intensiva y a la explotación extrema de las familias migrantes que a través de los años han generado el enriquecimiento de los capitales en juego. •
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